A medida que los bancos estadounidenses llegan al final de una de sus mejores temporadas de presentación de resultados, los inversores buscan indicios sobre si los principales prestamistas estadounidenses serán capaces de mantener esta racha de rentabilidad récord.
Ayudado por el sólido gasto de los consumidores y los sólidos rendimientos de sus unidades de banca de inversión, 2019 ha sido el mejor año para las acciones bancarias de Estados Unidos en más de dos décadas. El KBW Nasdaq Bank Index subió un 33% el año pasado, superando la actuación del mercado en general.
Esta fuerza se ha visto más firmemente validada esta semana cuando los bancos, liderados por JPMorgan Chase & Co, Citigroup Inc y Morgan Stanley , anunciaron unos resultados que superaron las expectativas de los analistas.
El beneficio en JPMorgan se disparó un 21% en el cuarto trimestre, impulsando las ganancias anuales hasta 36.400 millones de dólares, máximos históricos, pues el gigante de los prestamistas registró unos ingresos por renta fija de 1.000 millones más de lo que los analistas esperaban.
Citigroup Inc. ha anunciado un aumento del 15% de sus beneficios en ese período, superando también las expectativas, ayudado por sus operaciones de banca de inversión y la expansión de su cartera de tarjetas de crédito. Morgan Stanley, otro peso pesado, informó ayer de que su beneficio en el mismo período aumentó un 46% con respecto al año anterior, ofreciendo a los inversores el mejor año de su historia.
Sin embargo, en el futuro, va a ser mucho más difícil para estos bancos ofrecer un rendimiento similar. Los analistas de UBS Group rebajaron la semana pasada sus previsiones sobre JPMorgan y Bank of America Corp hasta una calificación de neutral, alegando que no hay muchas oportunidades en el espacio bancario, ya que «las valoraciones incorporan ahora la persistencia de niveles de rentabilidad históricamente elevados».
Creciente incertidumbre política
Algunos de los principales riesgos que podrían frustrar este poderoso repunte de las acciones bancarias incluyen las elecciones presidenciales de Estados Unidos y las nuevas reglas conocidas como CECL (pérdidas de crédito esperadas actuales). A medida que aumenta la incertidumbre política ligada a las elecciones estadounidenses, se espera que disminuya la actividad en los mercados de capitales.
Algunos analistas temen también que las CECL puedan aportar más volatilidad al aprovisionamiento bancario y algunos bancos podrían no ser capaces de aumentar sus pagos si esto sucede.
«Es fácil quedar atrapado en la reciente euforia, ya que el mercado sigue alcanzando nuevos máximos, pero creemos que hay una serie de riesgos a los que no se ha prestado la atención adecuada», escribían los analistas de Wolfe Research en una nota reciente.
Pero el hecho de que existan estos posibles obstáculos no significa que los inversores deban evitar por completo las acciones bancarias. Las acciones de algunos de los mayores prestamistas se han vuelto atractivas tras años de esfuerzos de reestructuración, en un entorno regulatorio más sólido. Si bien la incertidumbre política es ciertamente perjudicial para los prestamistas, la economía estadounidense y el gasto de los consumidores siguen siendo fuertes. De hecho, la firma de la primera fase del acuerdo comercial entre Estados Unidos y China elimina un gran lastre para las acciones estrechamente vinculadas a la economía, como las de los bancos.
En este contexto de mejor macroeconómica, en el que es menos probable que la Reserva Federal de Estados Unidos reduzca los costes de endeudamiento, los bancos que tienen carteras grandes y diversificadas se beneficiarán del crédito al consumo, como las tarjetas de crédito y el financiamiento hipotecario. Esa fuerza fue visible durante la temporada de presentación de resultados del cuarto trimestre.
Nuestra opinión es que, tanto JPMorgan como Citi, están bien preparados para hacer frente a cualquier recesión cíclica debido a la reducción sostenida de los costes de la última década y al reequilibrio de sus carteras. Sus esfuerzos están empezando a dar sus frutos y ambos han estado registrando un fuerte crecimiento de los ingresos y los beneficios en los últimos trimestres.
En conclusión
Ciertamente no es el mejor momento para posicionarse en largo en las acciones bancarias tras el potente repunte del año pasado. Pero invertir en acciones financieras debería ser una apuesta a largo plazo, y no centrada en factores que afectan a las previsiones a corto plazo. Para los inversores a largo plazo, nos gustan Citi y JPM, por la diversificación de sus carteras, el aumento de sus dividendos y la mejora de la calidad de su balance. Estos inversores deben aprovechar cualquier posible debilitamiento de las acciones de estos dos bancos.
Haris Anwar/Investing.com
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