Hay un patrón que se repite desde hace décadas en los mercados de acciones: enero es el mes favorito para los valores de segunda y tercera fila. Muchos de estos continúan el resto del año con ganas y fuerza. Otros tantos, se quedan atascados y sin capacidad de reacción. Chicharros vs Small Caps. Suenan muy diferente pero vienen a ser lo mismo ¿La diferencia? Las implicaciones que una y otra acepción tienen. Ningún título bursátil es bueno o malo por sí mismo. Todo depende de las circunstancias que lo rodeen. Es cierto que los expertos plantean la recomendación de fijarse en compañías con gran volumen de negociación y menos manipulables –teóricamente- que las pequeñas a la hora de iniciarnos en el ámbito de las inversiones bursátiles. Pero no sólo de blue chips vive el inversor», dice el analista jefe de una importante gestora, que añade:
«Según un antiguo, pero vigente, análisis de los estrategas de Bank of America Merrill Lynch, las acciones de compañías de peor calidad «aquellas de perspectivas y beneficios inciertos», tienden a hacerlo muy bien durante el primer mes del año. Como vemos en el gráfico adjunto, las acciones calificadas en la categoría «D» o «C» (las más bajas en cuanto a la valoración de acciones por parte de BoAML), han aumentado en promedio un 6,5% en enero desde 1986, frente a las acciones de mejor calificación, que han tenido rendimientos negativos…»
«Invertir en bolsa entraña un riesgo siempre, el mercado manda y hemos de recordar que no es él quien se equivoca, sino nosotros mismos. Bajo esta premisa es cierto que se puede ganar dinero en el parqué pero por esta misma regla de tres, también se puede perder. Las compañías con menor capitalización bursátil entrañan más dificultades de cara al inversor puesto que tienen más volatilidad y son más manipulables al requerir menos cantidad de dinero para mover sus precios. Aun así, las medianas y pequeñas compañías del mercado continuo español pueden abrirnos la puerta para obtener una buena rentabilidad…»
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa