Los inversores en acciones tecnológicas han hecho fortunas en la última década. Los valores combinados de las acciones representadas en el Nasdaq 100, cargado de empresas tecnológicas, han subido en más de 7 billones de dólares desde 2009, y el año pasado ha demostrado ser el mejor desde que comenzara la década de auge de los alcistas.
Después de este notable repunte, los inversores están comenzando el nuevo año preguntándose si los fundamentos siguen justificando la compra de acciones de los gigantes del sector tecnológico que impulsó la mayor parte de dicho repunte.
Solo en 2019, Apple casi duplicó su valor. Microsoft subió cerca de un 60% y el gigante de las redes sociales Facebook se disparó alrededor de un 50%, ayudando al Nasdaq a lograr su mayor subida anual desde 2009.
Pero después de este gran repunte, a los inversores les preocupa que las acciones tecnológicas se hayan vuelto vulnerables a una fuerte recesión y que este ciclo económico esté cerca de tocar techo. Esta incierta situación podría hacer que las acciones sean volátiles, más aún si el crecimiento de las ganancias no justifica las elevadas valoraciones. El Nasdaq opera a 34 veces las ganancias anuales, lo que sugiere que las acciones tecnológicas no van a ser baratas para aquellos inversores que planean entrar en el mercado ahora mismo.
Dicho esto, aún hay muchas oportunidades para los inversores que tienen el tiempo de su lado y que son capaces de comprometerse a largo plazo. Para los inversores que puedan mantener las posiciones en los próximos cinco a 10 años, añadir algunas sólidas acciones de las tecnológicas a sus carteras en 2020 no sería una mala idea.
Antiguos pilares del mundo tecnológico
Entre los viejos pilares del mundo tecnológico, nos gusta Microsoft a pesar de que sus acciones han registrado máximos históricos tras cerrar su mejor año en toda una década. Este año, el principal foco de atención de los inversores debería ser el rendimiento de Microsoft en el creciente mercado de la computación en la nube, donde compite contra Amazon y Alphabet, la sociedad matriz de Google.
En nuestra opinión, la adopción de servicios en la nube será un factor importante para Microsoft en el futuro y la empresa debería ser capaz de ampliar sus márgenes a medida que este negocio gana escala. En el último trimestre, Microsoft obtuvo el contrato de Infraestructura Conjunta de Defensa Empresarial —JEDI por sus siglas en inglés—, para suministrar sus servicios en la nube de Azure al Departamento de Defensa, un acuerdo que podría valer hasta 10.000 millones de dólares.
Añadiéndose al encanto de Microsoft como inversión atractiva durante una economía incierta tenemos su sólido dividendo y su excelente trayectoria de pagos. Desde 2004, cuando el gigante tecnológico comenzó a pagar dividendos, su desembolso se ha multiplicado por cuatro. El rendimiento actual del dividendo anual de Microsoft es del 1,29% con un dividendo trimestral de 0,51 dólares por acción.
Del mismo modo, las acciones de Apple se mantienen en una posición sólida para recompensar a sus inversores a largo plazo tras superar a todas las demás acciones de empresas tecnológicas de gran capitalización en 2019 con una subida del 86%, su mejor año en una década.
Ese impulso podría ganar fuelle a medida que el creador del iPhone se beneficia del lanzamiento de su próxima generación de iPhones que son capaces de operar en redes 5G. Eso sucederá el próximo otoño.
También se espera que la compañía lance un nuevo teléfono de bajo coste en el primer semestre del año.
Además de las grandes capacidades de innovación y diseño de Apple en el segmento de los teléfonos móviles, la base de usuarios de casi 1.500 millones de usuarios de la compañía y sus productos auxiliares como el Apple Watch y los AirPods siguen ahí produciendo crecimiento e ingresos recurrentes. Esa poderosa combinación, en nuestra opinión, es lo que separa las acciones de esta empresa de las de otras empresas tecnológicas.
En conclusión
Es casi imposible predecir lo que un nuevo año traerá a los inversores en acciones. La mayoría de los analistas, sin embargo, están de acuerdo en algo: no será una repetición de 2019 cuando prácticamente todas las clases de activos principales registraron rendimientos no vistos en toda una década. Para los inversores en acciones de alto crecimiento, o acciones de riesgo, que recurren a acciones de empresas sólidas de gran capitalización que generan fuertes ingresos recurrentes y están en buen estado para soportar cualquier shock económico es una estrategia que debería funcionar —especialmente cuando la subida es limitada.
Haris Anwar/Investing.com
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