Sin dudas, el anuncio del acuerdo “fase uno” entre Estados Unidos y China fue una de las mejores noticias de la última parte del año. No debe, de todas formas, tomarse como algo definitivo. Hace un año, en Buenos Aires, el presidente estadounidense Donald Trump y el premier chino Xi Jingping llegaron a una tregua, y pese a que se anunció ruidosamente que habría una tregua, y que la guerra comercial se terminaba, antes de que ambos mandatarios se marcharan de Buenos Aires, donde se llevó a cabo la reunión, se sabía que el conflicto no estaba solucionado ni muchísimo menos.
A inicio de mayo de 2019, Estados Unidos endureció los aranceles, y China respondió con medidas similares. A fines de junio, hubo otra reunión, en Osaka, Japón, y hubo otro acuerdo, que apenas duró un mes. El 2 de agosto, Estados Unidos atacó de nuevo, y China no solo dejó de comprar productos agrícolas de su enemigo, sino que devaluó al yuan, en una maniobra torpe que le restó confianza al ya de por sí poco confiable yuan, moneda manipulada en forma permanente. Al cabo, nada diferente puede esperarse de un régimen totalitario.
Lo cierto es que, pese a que el viernes la bolsa de Nueva York cerró con una ligera baja, el buen clima de negocios se mantiene, y probablemente se extienda hasta el cierre del año.
Por otra parte, el triunfo de Boris Johnson en Reino Unido le quitó al mercado la preocupación de que un personaje de la calaña de Jeremy Corbyn se alce con el poder en tamaña potencia. Sus ideas, que ahora vuelven a imponerse en el sur de Sudamérica, espantaban a los inversores, que suspiraron de alivio ante los resultados que favorecieron a Johnson. Claro que ahora que la fiesta terminó, la pregunta es como hará el primer ministro, legitimado por el voto popular, para retirar a Reino Unido de la Unión Europea con sus condiciones, que son prácticamente imposibles de llevar a cabo. Ese pensamiento lleva a los inversores a salir de la libra esterlina, que luego de unas horas de euforia comprendieron que Johnson es solo el mal menor de un país que tuvo tres elecciones en cuatro años.
Al margen de todo se halla el euro, que se mueve sin problemas en una franja de precios bastante amplia, y que difícilmente abandone en los pocos días hábiles que le quedan al año. Tal vez el yen sí pueda ofrecer algún movimiento más fuerte, y la zona de 110.00 sigue a la vista. Sobre la misma, 111.05 será el nivel a seguir; se trata de un gap que dejó el 3 de mayo en ese nivel el par USD/JPY y que jamás pudo cubrir. Sí cubrió el suyo, de la misma fecha, el par GBP/JPY.
La agenda de esta semana está llena de informes, aunque ninguno definitorio. Se adelantan datos de fin de mes, como el deflactor de la Fed, y el PBI final del tercer trimestre. Poco para apagar la alegría de los mercados, que auguran unos meses de paz entre las dos principales potencias globales, y sobre todo, tasas de interés bajas, necesarias para sostener el rally de la bolsa de Nueva York.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College