Se despide Mario Draghi de la presidencia del Banco Central Europeo, después de un largo mandato. Quienes defienden la estabilidad del euro, entre quienes se encuentra quien suscribe, no podrán menos que extrañar su gestión. Desde el punto de vista de las finanzas, Draghi fue tan importante como en el costado político lo es Angela Merkel, la líder de Alemania, que logró estabilizar a Europa en los peores momentos.
Draghi tomó medidas fuertes, como iniciar su mandato con un recorte de tipos de interés, para luego implementar un plan de estímulo a la economía, inédito en la historia del BCE. Precisamente, cuando terminó ese plan, en diciembre de 2018, la economía de la Eurozona volvió a debilitarse, y lejos de poder aumentar la tasa de interés como lo tenía previsto en septiembre de 2019, tuvo que anunciar un nuevo plan que se iniciará en noviembre próximo, al tiempo que debió recortar la tasa de depósito en la última reunión.
La sobriedad de Draghi contrastó con el histrionismo de su antecesor, Jean Claude Trichet, que en su hora, con Europa atravesando una crisis de proporciones, aumentó los tipos de interés, en una medida que los mercados nunca lograron digerir. A Draghi lo sucederá Christine Lagarde, que viene de presidir el FMI, y que tiene un perfil político mucho más marcado que el actual presidente.
En su última conferencia de prensa, que tendrá lugar desde las 8:30 del este, Draghi podría hacer caer al euro. La divisa única quedó prácticamente inmune a la publicación del PMI de manufacturas de Alemania, que se acaba de conocer, y que volvió a ofrecer cifras muy negativas, en mínimos de más de 10 años. En otras circunstancias, un dato semejante hubiera servido para desplomar al euro. Pero este jueves es distinto. Draghi deberá defender el plan de 30.000 millones de euros que, desde el mes próximo, serán inyectados en el circuito económico. Si convence a los mercados, el euro podría apuntar directamente a 1.1000 en las próximas horas, e incluso quebrar dicha cota sin dificultades. Al cabo, el mínimo anual del euro operó hace pocas semanas en 1.0880.
Por el lado del Brexit, siguen aumentando las probabilidades de que haya un llamado a elecciones generales en Reino Unido, y la salida del 31 de octubre ya quedó sepultada. El primer ministro Boris Johnson no logró imponer su voluntad en el duro Parlamento británico, y al igual que Theresa May deberá irse a su casa. La impresión es que a Johnson le dolerá más su salida que a May, que parecía sufrir su cargo.
La libra esterlina no ofrece variaciones importantes. Se mueve en torno a 1.2900, con una tendencia lateral en el gráfico de 4 horas, y el quiebre de 1.2850 podría desbarrancar a la moneda británica, que a su vez podría seguir al euro, si es que este cae como está previsto.
El yen, por su parte, cae ligeramente, pero sin vulnerar la zona de 109.00, que es el punto de inflexión para que su caída se torne mucho más profunda en las próximas horas. El otro activo de refugio por excelencia, el oro, se mueve sin cambios en 1492 dólares, a la espera de noticias del Brexit o de la guerra comercial.
El petróleo, en tanto, superó el miércoles los 56 dólares, con una tendencia alcista en el gráfico de 4 horas. El probable recorte de producción de crudo que podría ser anunciado en diciembre en la reunión de la OPEP ha dado lugar a un crecimiento de la materia prima, que de todas formas no parece tener mucho sustento desde lo técnico. El dólar canadiense, vinculado al petróleo, se ha visto beneficiado en las últimas horas.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el viernes.
Adrián Aquaro
Trader College