Luego del mal trago que sufrió la economía de Estados Unidos con una serie de datos negativos conocidos la semana pasada, estos días asoman algo más tranquilos en materia de informes.
Tan solo la publicación de las Minutas de la última reunión de la Fed, que finalizó el pasado 18 de septiembre y que derivó en el segundo recorte de tipos de interés del año, y los datos de inflación minorista, previstos para el jueves, serán los informes a tener en cuenta. A su vez, se presentará en tres oportunidades Jerome Powell, el líder de la Fed, aunque no se espera que haya movimientos importantes derivados de sus discursos.
Donde en verdad reside la clave de esta semana es en el reinicio de las negociaciones entre Estados Unidos y China, previsto para el jueves 10 en Washington. Hay grandes expectativas en los mercados puestas en estas conversaciones. El propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se mostró esperanzado, al decir que “está más cerca de lo que parece” un acuerdo con China en materia comercial. No se espera la eliminación de los aranceles actualmente vigentes, pero sí podrían frenarse nuevas sanciones, para buscar más adelante una lenta supresión de estos impuestos.
No serán fáciles las negociaciones. Las que en Buenos Aires, en diciembre de 2018, habían dejado alguna luz de esperanza, quedaron en la nada en mayo, cuando Trump impuso aranceles a la mayoría de las importaciones chinas, y desde allí le respondieron con la misma sanción por la mitad de las importaciones estadounidenses. Las de junio, en Osaka, derivaron un mes después en nuevos aranceles contra China, y desde allí la respuesta fue más original: devaluaron artificialmente al yuan, algo que China por supuesto negó, y que intentó revertir 24 horas después.
Por otra parte, Estados Unidos tiene vía libre para imponer sanciones a Europa, ahora habilitado por la OMC. Ya le avisaron desde Bruselas que la respuesta será la misma, y esto abriría otro frente de guerra comercial, que muchos estiman no sucederá: Trump se juega la reelección en poco más de un año.
La caída de las bolsa de Nueva York durante la semana pasada, justificada por los datos de manufacturas, servicios y empleos, que finalmente no fueron tan malos (la tasa de desempleo quedó en mínimos de más de 50 años en el 3.5%), tendrá esta semana una continuación importante, o una reversión del mismo tenor, dependiendo ello justamente de las negociaciones respecto a la guerra comercial: la que libran Estados Unidos y China, y la que aún no libra (y esperemos que no libre) la primera potencia contra Europa.
Las monedas principales se muestran poco volátiles, pese a los datos. Tan solo el yen ha crecido producto de los informes mencionados, con un doble techo en el gráfico diario que amenaza que llevar a la moneda nipona a 105.50; si esto sucede, será consecuencia de que no habrá acuerdo, y las noticias seguirán siendo negativas. De lo contrario, la superación de 107.50 podría revertir la tendencia, y darle fuerza al dólar ante el yen. En dicho caso, 109.00 aparece en el horizonte como la marca a seguir.
El oro, otro activo de refugio, encontró alivio en los informes de la semana pasada. Pero el riesgo de que se cumplan una clara figura de cambio de tendencia en el corto plazo no se terminó. Solo la superación de 1530 dólares terminaría con el hombro cabeza hombro muy claro que aún rige, y cuyo destino aparece, justamente para el 10 u 11 de octubre, en 1415 dólares. ¿Será el anticipo de buenas noticias en la guerra comercial?
El euro se recupera, pero le cuesta mucho pasar determinados niveles, como 1.1000. Aunque lo haga por momentos, la proximidad del plan de estímulos del BCE impide que se posicione sobre 1.1200, nivel sobre el cual se permitiría crecer nuevamente con un tono más sustentable. De otro modo, la zona de 1.0720, el viejo gap de abril de 2017, estará cada vez más cerca. La semana pasada llegó a 1.0879.
Y la libra Esterlina simplemente espera. O, mejor dicho, los inversores esperan. Esta espera es por días escéptica, a veces desesperante, y cada tanto risueña. Boris Johnson intenta ahora complacer a la UE, a sus propios legisladores, a la oposición, con planes de última hora, para que parezca que el Brexit tiene algún signo de seriedad. Faltan 20 días para la salida, y no hay nada firmado, ni acordado. La libra podría cambiar su actual tono bajista si supera, y confirma y super confirma, la línea bajista medida en gráficos diarios que se inició en marzo en 1.3380. Esta semana, ello ocurriría sobre 1.2510, aunque la impresión que dan los gráficos, que suelen ser más certeros que los fundamentales, es que a la pobre libra le esperan días duros, incluso debajo de sus propios mínimos de 3 años que tocó debajo de 1.2000 hace poco más de un mes.
Como se ve, nos espera una semana plena de actividad. ¡A buscar las oportunidades!
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College