Después de días verdaderamente turbulentos como los de la semana pasada, este lunes asoma como una jornada algo más tranquila para los mercados financieros.
Los efectos de la devaluación del yuan, que tuvo lugar en los primeros días del mes, se extendieron a toda la semana pasada, ante los anuncios y advertencias mutuas entre Estados Unidos y China, más allá del cierto alivio que trajo la postergación de algunos aranceles a las importaciones desde el gigante asiático hasta fin de año.
Pero ya cerrando la semana, la noticia de que el Banco Central Europeo iniciará un ciclo de inyección de liquidez con montos y plazos no determinados, pero mayores de lo esperado, le dio un tinte bajista al euro, que cerró el viernes debajo de 1.1100.
Es aquí entonces donde podemos ver el inicio de una guerra de divisas. A sabiendas de que estas se inician normalmente durante los conflictos comerciales, y que todos los países quieren tener su moneda lo más baja posible ante el dólar para que sus economías sean más competitivas, la depreciación de las monedas principales es lo que viene.
Claro, el dólar es una de las monedas principales. La más importante. Y el presidente Trump no tuvo rodeos a la hora de pedir una devaluación del dólar para buscar exactamente lo mismo que el resto de las naciones, pero apuntando en especial a China.
La vieja disputa entre ambos países por una moneda más débil tuvo entonces un nuevo capítulo cuando el PBoCh devaluó al yuan a su valor mínimo en 10 años, desde donde apenas se recuperó. El BCE prepara un paquete de ayuda que sin dudas, más temprano que tarde, llevará al euro a 1.0700; la libra Esterlina, casi inmóvil a la espera de que el Brexit cause el menor daño posible a la economía británica, está más para caer que para recuperarse, salvo que el ahora discreto Boris Johnson cambie su incompresible parecer de sacar a su país de la Unión Europea a como de lugar.
Con este panorama, es fácil pensar que caen las monedas que rivalizan contra el dólar, o cae el dólar, pero no pueden hacerlo todas al mismo tiempo. Y ahí entra en juego la Fed, que podría volver a recortar los tipos de interés en septiembre, previendo tiempos difíciles para la economía estadounidense.
Algún indicio de lo que viene lo tendremos en el glamoroso Foro de Jackson Hole, organizado desde 1978 por la Reserva Federal de Kansas City. El organismo, que por supuesto forma parte del Sistema de la Reserva Federal, es el encargado de fijar el tema a tocar por los participantes, y esta vez eligió uno más que conveniente: Desafíos para las políticas monetarias.
El evento convoca a los más poderosos banqueros centrales, que a lo largo de dos días se reúnen en esta localidad de Wyoming, y que está cerrada a la prensa. Sin embargo, siempre se filtra información de lo que allí se habla, y si bien no se espera que Powell o Draghi recorten la tasa de interés allí, ni muchísimo menos, las versiones que del evento salen suelen ser muy seguidas por los operadores.
Pero faltan 4 días aún para el inicio del evento, y ahora nos espera una sesión americana de lunes con los futuros de los índices bursátiles en franca recuperación, y con el yen y el oro, típicos activos de refugio, regresando de máximos de mucho tiempo. Puede ser el anticipo de una semana algo más tranquila. Que así sea.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College