Si el objetivo del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, y sus colegas del Comité Federal de Mercado Abierto era inspirar confianza a los inversores, las empresas y los consumidores para mantener la expansión económica, parece que han fracasado estrepitosamente.
Las acciones se desploman incluso aunque Powell ha seguido adelante con su perorata de comentarios contradictorios y confusos ya que los inversores han sido los primeros en expresar su descontento con la incapacidad de la Fed de comprometerse a la implementación de estímulos monetarios para mantener el crecimiento de la economía.
El Dow Jones de Industriales se dejaba un 1,23% o 333,75 puntos al cierre mientras que el S&P 500 bajaba un 1,09%.
Nefasta actuación
Los inversores han reaccionado no tanto al recorte de un cuarto de punto de las tasas de los fondos federales de referencia, como ya se había anunciado claramente, ni siquiera a la interrupción del escurrimiento de la cartera de bonos de la Fed este jueves, dos meses antes de tiempo, que no ha sido más que la guinda del pastel.
A lo que reaccionaron fue al meloso discurso de Powell durante la rueda de prensa, que fue poco inspirador incluso para el listón tan bajo que había puesto.
Cuando se le preguntó varias veces si un recorte de un cuarto de punto era suficiente para lograr todos los objetivos que pretende la Fed —mantener el crecimiento, promover el empleo, estimular la inflación, conseguir un seguro contra el riesgo de las tensiones comerciales y una ralentización global—, Powell insistió que no era sólo cuestión de esos 25 puntos básicos, sino de la trayectoria de la política monetaria de la Fed.
Intentó disfrazar la abrupta reversión de la Fed de los ajustes a la relajación de evolución reflexiva de la política monetaria. Esta trayectoria, pasando de la subida de los tipos a una postura de paciencia a ahora un recorte, sugiere que nos encontramos en una tendencia a la baja, dio a entender.
Pero entonces procedió a minar sus propios comentarios al retratar el recorte como un leve «ajuste a mitad del ciclo» y no necesariamente el preludio de una serie de recortes, como si la Fed estuviera afrontando una recesión.
Powell hace oídos sordos
¿Cuál es la diferencia realmente entre tratar de evitar la recesión que ha indicado la curva de rendimiento invertida y hacer frente a una recesión? Si la hay, los inversores no se lo han tragado. Los analistas comentaron de inmediato que esto marca probablemente el pico del mercado de valores.
No es sólo que Powell haga oídos sordos a los mercados —como ha demostrado continuamente—, es como si el FOMC en general no tuviera ni idea de qué tipo de circuito de retroalimentación existe entre sus políticas y la economía.
Estos positivos datos que tanto aprecia al echar la vista atrás obsesivamente no son resultado de la paciencia o de los cambios de política monetaria, sino de las expectativas que ha creado con sus orientaciones prospectivas a través de todos los espectros de demanda. Los datos siguen siendo en general positivos precisamente porque la Fed ha alimentado las esperanzas de que ajustará la relajación monetaria a las realidades de un descenso de ciclo tardío (no, después de 10 años, a mitad de ciclo).
Agresividad frente a prudencia
Así que tenemos el espectáculo de dos votantes del FOMC —Elizabeth George del banco regional de Kansas City, de postura agresiva, y Eric Rosengren de Boston, que mostraba una actitud prudente que luego se tornó agresiva— que han sido realmente disidentes pues creen que sería mejor mantener los tipos de interés de referencia en 2,25-2,50 en lugar de recortarlos hasta 2,00-2,25 como decidió el Comité.
Incluso los más prudentes como James Bullard, de San Luis, que disintió en junio porque quería un recorte en esa reunión, anunció antes de la reunión de esta semana que un recorte de un cuarto de punto era todo lo que necesitaba. Y él es quien ha propiciado que se recupere la idea de cómo ha descendido la tasa de interés natural y que la Fed tiene que ajustar su marco normativo.
Comentarios mal concebidos
Mientras que el Banco Central Europeo trata de tomar aliento y se dispone a hundir los tipos de interés aún más en territorio negativo y retomar su programa de compra de activos; y aunque el Banco de Inglaterra se está planteando un recorte de los tipos y no una subida a pesar de que el Reino Unido tiene una amenaza real de inflación; y aunque el Banco de Japón, ya bajo el agua, se ve obligado a mantener inalterados los tipos en sus niveles actuales, así como comprometerse a actuar con rapidez si los acontecimientos lo propician, Powell y las autoridades de la Fed se permiten el lujo de vivir en un mundo diferente a aquél en el que está pasando todo esto.
No es trabajo del presidente intentar suavizar la disidencia con compromisos que no complacen a nadie. Su trabajo es gestionarlo bien, y una vez más Powell no ha sido capaz de hacerlo y luego exacerbó la situación con sus declaraciones mal concebidas.
Algunos esperan que la Fed vea en esta reacción que tiene que efectuar otro recorte en septiembre, después de todo. Pero su torpeza puede haber hecho un daño permanente esta vez.
Darrell Delamaide
Un artículo de investing.com