El sector automovilístico europeo se animó este martes subiendo +4%. A destacar, BMW que subió +3,8% gracias a que Morgan Stanley emitió un informe favorable, Daimler subió +4,3%después de que Beijing Automotive Group entre en la compañía haciéndose con un 5% de su capital.
Pero cuidado porque hay que ver el fondo del bosque. Y es que las ventas de automóviles en Viejo Continente vuelven a sufrir un mes más caídas interanuales, siendo ya el décimo descenso interanual de las ventas consecutivo (la última vez que las ventas de automóviles cayeron más de diez meses consecutivos fue en 2012, concretamente 18 meses consecutivos, desde finales de 2011 hasta principios de 2013). Sí, es cierto que el pasado mes de junio sólo había 19 días laborables en la UE, frente a los 21 días del mismo mes el año pasado, hecho que se quiera o no influye en que los números de las ventas sean inferiores, pero no quita que el sector esté preocupado.
En el primer semestre del año todos los mercados automovilísticos europeos sufrieron caídas en las ventas (-7,8%), excepto Alemania (+0,5%). Lejos queda la tendencia alcista que se inició en 2013 y que finalizó en 2018. Pero no es un hecho aislado de Europa, también se está dejando sentir en China y en los emergentes, sin olvidar Turquía y Rusia.
Por marcas, Nissan es quien más cae (-28%), Daimler sufrió pérdidas de1.600 millones en el segundo trimestre debido a los problemas de sus motores diésel, BMW obtuvo pérdidas de 1.400 millones.
El grupo Volkswagen vio como sus ventas caían en junio (-9,5%). Tampoco se libraban Audi, Skoda y Porsche (-20%). PSA (Peugeot, Opel y Citroën) asistía también a caídas de sus ventas en junio, concretamente -8,5%. Renault, con -3,4%, logró evitar males mayores. Honda en el semestre -11% y Fiat-Chrysler -17,5%.
¿Qué razones hay para entender la caída de las ventas? Podríamos enumerar el Brexit, ya que toda la incertidumbre que rodea la salida de Reino Unido de la Unión Europea está afectando al consumo. También tenemos las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China que redundan negativamente en la economía del gigante asiático. Un tercer elemento sería el de las nuevas regulaciones surgidas a raíz del tema climático.
Si alguien se pregunta si tiene importancia el sector del automóvil para la economía europea, la respuesta es claramente afirmativa. Su producción representa el 3,8% del PIB de la eurozona y es responsable del 12,5% de las exportaciones europeas (el peso del sector en Europa también está por encima de la media mundial). Pero la cosa va más allá, un incremento de 1 euro en la producción de automóviles genera un incremento de la producción total de la economía europea de 2,4 euros. Si hablamos de España, el sector ha experimentado un fuerte crecimiento en la última década, con unas exportaciones que representaron un 4,5% del PIB en 2018 (2,8% en 2009).
Me gustaría incidir en un tema que ya traté en su momento y que ese sí que crea incertidumbre y afecta de lleno al sector europeo: El sector de automóviles (y componentes) europeos obtuvo un valioso balón de oxígeno y pudo respirar aliviado al menos durante seis meses, y es que Trump decidió retrasar el plazo que había establecido para decidir si aplicaba aranceles a las importaciones de coches europeos. Recordemos que el plazo terminaba el día 18 de mayo, por lo que los nuevos aranceles entrarían en vigor ese día y afectaría de lleno a la importación de vehículos y componentes procedentes de Europa, teóricamente con la finalidad de proteger a las empresas estadounidenses. ¿Y esto es importante? Teniendo en cuenta que el mercado estadounidense importa el 27% de los vehículos producidos anualmente en la UE, la respuesta es sí.
Pero ese balón de oxígeno no significa necesariamente que vaya a durar eternamente, porque Trump no ha dicho que desiste de aplicar esos aranceles, sino que se tomaría más tiempo para pensarlo, pero nadie ha dicho en ningún momento que finalmente no lo haga. La razón de querer imponer aranceles se basa en la amenaza de la seguridad nacional porque la competencia de otros fabricantes limita la capacidad de las firmas locales para investigar nuevas tecnologías. Precisamente es la misma base legal a la que se acogió Trump para elevar los aranceles sobre el acero y el aluminio.
Los efectos serían muy perjudiciales al aplicar aranceles de hasta un 25% a los coches y sus piezas importadas, motivo por el cual la Comisión Europea advirtió a Trump de medidas similares para el sector del automóvil norteamericano.
Además, los aranceles podrían encarecer el precio final de los coches en hasta 6.800 dólares y las caídas en las ventas tendrían importantes repercusiones en el empleo, sin olvidar que los nuevos aranceles también perjudicarían a la economía mundial distorsionando el precio de los coches y lastrando a toda la cadena (fabricantes, proveedores de componentes, concesionarios, transportistas). Claro, los fabricantes tendrían que trasladar el incremento del precio de los automóviles a los clientes y/o proveedores.
Todo este tema es negativo para dos compañías españolas que se dedican a la fabricación de piezas de automóviles: Cie Automotive y Gestamp (ésta última más expuesta que Cie al impacto potencial de una guerra de aranceles), ya que podrían tener problemas para adaptarse a los cambios en la cadena de suministro que resulten de las tarifas. Pero hay más, casi el 50% de las ventas de Cie son en Europa y su presencia en Estados Unidos es del 8%. Si rematamos diciendo que Gestamp tiene más exposición al mercado de Alemania (13% de sus ventas en comparación con el 7% de Cie), tenemos la conclusión de que todo este embrollo de Trump podría pasar más factura a Gestamp que a Cie Automotive.
En el siguiente gráfico pueden ver la evolución del índice sectorial del automóvil europeo, cómo marcó claramente una resistencia que hasta la fecha no ha podido superar y cómo pese a toda la incertidumbre mantiene vigente un canal tendencial ascendente.
Respecto a Cie Automotive y su evolución bursátil, decir que en el corto plazo no se observaría debilidad mientras se mantenga por encima de los 21,40 euros y que presenta una resistencia en los 26 euros hasta ahora infranqueable en sus últimos intentos (mayo y junio), de manera que es la prueba de fuego para ver si de verdad quiere jugar en serio este año.
Mi opinión final sobre el sector europeo es que un inversor conservador debería de permanecer al margen hasta que se resuelva la incógnita de si Trump aplicará o no aranceles, ya que en caso afirmativo lastraría a las compañías.
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es
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