Al Banco Central Europeo le preocupa que el crecimiento económico se esté ralentizando (se espera 1% este año) y que la inflación no logre el objetivo del 2% (en mayo fue 1,2%, el nivel más bajo en un año). Es por ello que la entidad podría verse abocada a tomar más medidas, como por ejemplo rebajar más aún si cabe los tipos de interés y colocarlos por primera vez en terreno negativo. Es decir, continuaría abaratando el precio del dinero a la vez que inyecta masa monetaria.
Los mercados descuentan un recorte adicional en la facilidad de depósito en la reunión del mes de septiembre, pero ya no se puede ni siquiera descartar que sea éste mismo jueves. Y es que, junto a la reanudación de las compras de deuda y el retraso de la subida de tipos, se baraja como estímulo monetario extra la revisión a la baja de la facilidad de depósito (la tasa que cobra a los bancos por depositar sus ahorros, actualmente en -0,40%).
Es una realidad que las entidades bancarias se verían claramente perjudicadascon una rebaja de tipos de interés a terreno negativo, ya que sus márgenes se reducirían más todavía (la tasa de interés en la zona euro promedió 1.92 por ciento desde 1998 hasta 2019, alcanzando un máximo histórico de 4,75% en octubre de 2000 y un mínimo histórico de 0% en marzo de 2016). Así pues, la perspectiva de los tipos de interés negativos y el mantenimiento de la política monetaria afectarán a las cuentas de resultados. Es por ello que las entidades bancarias acumulan importantes pérdidas en lo que va de año, con la excepción de Santander y de BBVA.
¿Qué se puede esperar de las cuentas que en breve presentarán los grandes bancos españoles? Caixabank podría sufrir un fuerte recorte de su beneficio por el elevado coste del ERE, Sabadell se espera que obtenga un beneficio en torno a 500 millones de euros (bastante más que los 120 millones anteriores), Bankia seguramente asista a una caída de las ganancias y se sitúe en 400 millones de euros, mientras que BBVA fijará las ganancias en unos 2.400 millones de euros.
En el siguiente gráfico pueden ver el índice sectorial bancario europeo con una clara tendencia bajista. Seguimos en un momento clave, en el soporte formado en el año 2009, un nivel que siempre que fue tocado logró contener y frenar las caídas (el propio año 2009, en 2011, 2012, 2016, 2018 y la última ha sido éste mismo año 2019).
Pero centrémonos hoy en el Banco Santander. Acaba de presentar sus resultados y reduce su beneficio semestral por los costes de un plan de reestructuración con el que pretende ganar eficiencia. La entidad obtuvo un beneficio neto de 3.231 millones de euros, un 14% menos, debido a las dotaciones de 814 millones para llevar a cabo el plan de reducción de oficinas y empleados, con el que prevé reducir los costes anuales en Europa en un 10%.
Respecto al dividendo, la entidad espera mantener en el medio plazo un pay-out (proporción de dividendo sobre beneficio) del 40-50%, elevándolo desde el 30-40% anterior y llevará a cabo dos pagos con cargo a los resultados de 2019. El consejo prevé anunciar el dividendo en el mes de septiembre.
Entre BBVA y Santander, tal vez, sea mejor el segundo por estar expuestos más a Brasil que a México y Turquía. Eso sí, preocupa su exposición a Reino Unido, con un Brexit que parece complicarse.
Frente al rango de cinco a seis euros al que cotizaba en 2017, este año no ha llegado ni a los 4,7 euros. En los últimos años, varias amenazas han pesado mucho sobre el balance del banco, como por ejemplo la fuerte depreciación respecto al euro de las monedas locales de varios países donde opera el grupo.
Si el horizonte temporal de la inversión es inferior a 2-3 años, no compraría bancos, porque seguramente sigan sufriendo todavía. Pero si el horizonte temporal cumple la premisa indicada, es interesante ir comprando poco a poco.
Técnicamente hablando, el nivel de soporte fuerte como opción de rebote al alza se encuentra en los 3,80 euros, zona formada el pasado mes de diciembre que supuso el final de la fuerte caída y el comienzo de un buen impulso al alza.