Arrecia el populismo y la banca sigue en el centro de la diana, sin que nadie tenga fuerza suficiente para desviar el tiro certero. Llega el día D y la hora H de las elecciones generales en el antiguo Reino de España. La Banca vive el peor Ciclo de la Historia reciente tanto en lo que respecta a la su calidad como a su cantidad. Dicen las hordas, animadas por unos y por otros de altas instancias políticas, que concedieron créditos cuando no debieron hacerlo y ahora, que deben concederlos para salir del pantano, no lo hacen. Una de las grandes mentiras del gallinero político actual. No obstante, la banca, un modelo en revisión. Su imagen no mejora y los políticos la utilizan como arma arrojadiza, como sucedió en Grandes Crisis Anteriores. Por eso, algunos prohombres bancarios arremeten contra el populacho. Justo hace diez años, el entonces presidente del Consejo de Administración de Citigroup, Richard Parsons, recriminó las acusaciones que responsabilizaban a la banca de la crisis financiera de aquél momento. «Los bancos no somos los únicos responsables», valoró Parsons. «En realidad, todo el mundo tiene parte de culpa», recalcó.
Desconozco si Richard Parsons metió la pata, si fue una salida de tono, si fue un falso arrepentimiento, si estaba presa de cólera por lo que llegaron a cotizar las acciones de su bancos en Wall Street entonces y lo que se paga ahora por ellas. O, simplemente, se trató de una reflexión filosófica. De ser así, al señor Richard Parsons habría que preguntarle aquello: ¿qué es primero, el huevo o la gallina?
*¿Quién es culpable de la creación de la burbuja inmobiliaria, el banco que da créditos sin distinciones y hace la bola más grande o el especulador novato que quiere dar un pelotazo rápido con el dinero tomado en préstamo?
*¿Quién es culpable en la mala medición del riesgo, el banco que da dinero fácil o el cliente que toma dinero prestado sin tener respaldo ante un hipotético impago?
*¿Quién es culpable en la concesión de créditos para todo, absolutamente para todo. Créditos para bodas, bautizos, viajes de novios, vacaciones, televisores, coches, yates, aviones privados, reparaciones en el hogar, para echar gasolina, para salir de copas…El que los da o el que los toma?
*¿Quién es el culpable de haber llenado el armario de cadáveres, de impagados, el asesino o el asesinado por no haber pagado?
*¿Quién es el culpable en el matrimonio que naufraga, la mujer que se casa con su marido o el marido que se desposa con su mujer?
Hay más y más interrogantes de moda, muy actuales. Por eso he vuelto a leer Rebelión en la Granja. George Orwell. Edición original, 1945:
En la granja del señor Jones, los animales no estaban contentos con su tipo de vida y planeaban una rebelión encabezada por los cerdos. Una noche que los granjeros olvidaron darles su comida, estos se levantaron en armas echando a los hombres y adueñándose de la granja, los hombres intentaron recuperarla pero los animales repelieron el ataque. Hicieron una serie de mandamientos, los cuales eran absolutamente inviolables y los cerdos, poco a poco, tomaron posiciones consiguiendo administrar todo mientras que los animales trabajaban para ellos mismos.
La revolución había sido un éxito y tenían planes de futuro: aprender a leer, estudiar y construir un molino diseñado por un cerdo llamado bola de nieve que era enemigo de otro llamado Napoleón. Napoleón se adueñó él solo de la granja y, con la ayuda de sus perros, consiguió expulsar a bola de nieve mientras seguía construyendo el molino.
Empujados por el esfuerzo de los demás y las falsas promesas de los cerdos, los animales trabajaban mucho para finalizar el edificio y poder así cultivar la tierra.
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa