Una semana que tiene dos eventos excepcionales, que dejarán mucho para el análisis.
En orden de importancia, aparece la definición del Brexit. Si bien el 29 de marzo pasado era el día en que todo iba a ocurrir, finalmente terminó en la nada, con el gobierno titubeante de Theresa May pidiendo clemencia, y con la Unión Europea dando un plazo de dos semanas para que los dirigentes británicos se pongan de acuerdo entre ellos, y dejen sus intereses personales a un lado. Pero pasó una semana, y todo sigue igual, salvo la novedad de que la propia May pidió el viernes a última hora una postergación por su cuenta. Este pedido no tiene valor para Bruselas, que puso como condición para otorgar dicha postergación un acuerdo en el Parlamento.
La cumbre de la UE prevista para el jueves tratará la cuestión, aunque la clave llegará el viernes 12, justamente con la votación en el Parlamento, que por ahora se ha mostrado intransigente a cualquier propuesta. En forma vergonzosa, los bloques de Diputados y Lores quieren la salida pero no la votan, también quieren quedarse pero no lo aprueban, y así pasa el tiempo surfeando sobre los millones de británicos que quieren terminar con esta historia de trasnochados.
La libra Esterlina, principal afectada por esta discusión sin fin, volvió a caer el viernes, e inicia esta semana con un sesgo bajista marcado, que puede momentáneamente verse interrumpido por alzas puntuales. Y así seguirá durante toda la semana, pese a que en el medio habrá datos importantes en Reino Unido.
El otro evento importante es la reunión del Banco Central Europeo, prevista para el miércoles 10. Y nada hace suponer que el presidente de la entidad, Mario Draghi, vaya a cambiar su tono pesimista de cara al resto del año. Descartado cualquier aumento de tipos de interés, con un nuevo plan de estímulo en camino, y con un recorte en la previsión de crecimiento de la Eurozona para este año y el próximo, el euro tiene días difíciles por delante.
A todo esto se suma un factor algo inquietante: el petróleo superó con fuerza los 60 dólares, y bien le costará superar los niveles actuales – tiene resistencias de importancia en 63.50 dólares por barril WTI-, un crecimiento adicional del mismo impactará sobre los niveles de inflación, algo que hoy por hoy no es motivo de preocupación para el BCE y tampoco para el resto de los bancos centrales.
Mientras tanto, el dólar tiene motivos para seguir festejando. A los problemas de Europa se agrega un buen dato de empleos conocido el viernes, el cual arrojó que el mes pasado la cifra de creación de trabajo estuvo cerca de las 200 mil nóminas, con una tasa de desempleo nuevamente baja. La mancha apareció en la cifra de ganancias por hora, con un crecimiento debajo del esperado, pero el conjunto de datos confirmó que el mercado laboral sigue sólido, y que el traspié de febrero fue solo un mal mes, como cada año suele pasar alguna vez.
Este lunes asoma como un día de relativa tranquilidad -no suele haber novedades en el día posterior a los datos de empleo-, con los índices bursátiles en altos niveles, los mejores en cinco meses, y con la expectativa de que, de un momento a otro, los líderes de Estados Unidos y China anuncien una cumbre que termine con la guerra comercial. Esa sí sería una buena noticia, tal vez la mejor del año.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College