«Construir una cartera lo suficientemente buena no es tan difícil como a menudo lo hace la industria de la inversión, pero supervisar nuestra cartera mientras gestionamos nuestras emociones es probablemente aún más difícil de lo que creemos«, dice Robin Powell. Uno de mis gurus favoritos reflexiona: «Otras vez las emociones fuertes, la cabeza y el corazón calientes. Otra vez el miedo, espoleado, como siempre, por la profusión de gráficos aterradores, que proclaman el Fin del Mundo. Otra vez un carajal. Un carajal es un follón, barullo, quilombo (en la Argentina), jaleo, tumulto…Un carajal es lo que se ha montado, de un corto tiempo a esta parte, en los mercados globales, emanado del ímpetu logarítmico de las máquinas, que mueven las cotizaciones en todas direcciones y del acojonamiento de los mariachis, que siempre andan con la lengua fuera, corriendo detrás de las tendencias y, a menudo, pisándose el cordón de sus zapatos…»
«Otra vez, el manda el rey de los mercados. Wall Street carraspea, de tanto fumar humo alcista y aquí, el porrazo cuando toque, que tocará. Jonathan Swift escribió que «una persona inteligente debería tener el dinero en su cabeza, no en su corazón». Me gustó, porque después de cuarenta y tantos años dedicado al seguimiento de los mercados financieros estoy totalmente convencido de que la emoción es destructiva mientras que la disciplina hace triunfadores. Y ahora, precisamente, estamos en ese periodo de disciplina. El mundo crece, con más fuerza de la prevista. Suben los tipos largos y se monta el caso en los bonos, que es el que ha encendido la mecha. Pero con crecimiento global, los mercados también crecen, aunque, como ahora, hagan altos en el camino…»
«Carajal por la profusión de movimientos adversos en bonos y accions de la primera economía del mundo, que vuelven locas a las máquinas. Sí, las máquinas enloquecen, porque, al parecer, no cuentan con programas de medición de los sentimientos. Por eso, hoy marcan ritmo alcista en el petróleo y mañana lo contrario. Lo mismo sucede con el dólar ¡y qué decir de las Bolsas!…
«Un cacao mental de la mayor parte de los actores en los mercados ante las expectativas geopolíticas. Ejemplo: España…»
«Carajal político, por supuesto, en Alemania, Italia, Francia y Portugal, aireado por los medios…»
«Y ante este follón monumental, los gestores pierden los nervios, se dejan llevar por las emociones y abandonan lo que nunca deben abandonar: la disciplina. Los inversores en Bolsa y en otros mercados deberían aprender a echar las redes en las aguas turbulentas, a pescar cuando todo el mundo abandona el río. Pero muy pocos lo hacen…»
«El barullo de los mercados globales, quilombo que dicen los argentinos, ha estado propiciado, así, por la rectificación constante de posiciones, por el cambio de estrategias y por el trasvase de carteras: hoy desde los bonos a la liquidez y mañana, al revés. Ayer desde la Bolsa a la renta fija y antes de ayer, desde la liquidez a las acciones…»
«El final de este trasiego, de este tumulto, será la acumulación de pérdidas (para los clientes) y el consumo compulsivo de tranquilizantes y antidepresivos ¡Cuándo aprenderán estos bolsistas!…»
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa