Independientemente de que sea usted un inversor particular o nos refiramos a un gestor profesional, existen 3 métodos bien diferenciados.
Los tres métodos son:
Gestión activa
El gestor se encarga de analizar y seleccionar los valores y activos que componen en cada momento su cartera, es quien decide qué se compra (cuándo, por qué, a qué precio) y qué se vende (cuándo, por qué, a qué precio). La única finalidad de decantarse por este método de inversión es tratar de batir al mercado (al índice que se escoja como referencia), ya que en caso contrario no tiene ningún sentido. De esta manera, si hablamos de un gestor profesional, tiene el marketing a su favor siempre que pueda mostrar que sus resultados son mejores que los obtenidos por los índices bursátiles, en cuyo caso será el mejor reclamo para poder captar más clientes y más capital.
Los defensores de éste método argumentan a su favor que pueden optar por un universo mucho más amplio de acciones para incorporar a la cartera, de manera que si detectan que hay acciones que pueden comportarse muy bien, pueden comprarlas con independencia de en qué mercado coticen y a qué índice bursátil correspondan.
Pero la realidad es que la gestión activa de carteras tiene pocas probabilidades de mejorar la evolución del índice de referencia, ya que se basa en una premisa complicada: comprar hoy lo que estimamos que pueda más adelante venderse y lograr un beneficio, y claro, no todos los analistas y gestores están capacitados para emprender con éxito tal aventura.
Y eso no es todo, porque hay que añadirle otro elemento en contra: el elevado nivel de actividad acarrea unos costes económicos que tienden ineludiblemente a mermar los beneficios logrados.
Gestión pasiva
Se trata de la inversión ligada a un índice, un método basado en la premisa de que la tendencia del mercado a largo plazo es alcista. Consiste en comprar y mantener una serie de acciones muy diversificadas que imiten intencionadamente el comportamiento de un índice bursátil (por ejemplo en S&P500 en USA, el Eurostoxx 50 o el Stoxx 600 en Europa, el MSCI World a nivel mundial, etc). ¿Cómo puede un inversor particular beneficiarse de éste método? Pues a través de un fondo de inversión vinculado a un índice bursátil (se conocen como fondos indexados).
Los defensores de éste método argumentan a su favor que los números y la historia están de su parte. Hay un estudio antiguo que estudió 20 años (de 1977 a 1997) qué habría sucedido y observó que el porcentaje de fondos de inversión en acciones que fue capaz de batir al S&P500 fue el 50% en los primeros años, reduciéndose al 25% a medida que pasaban los años y desde finales de 1998 el 90% de los fondos gestionados de manera activa han tenido un comportamiento inferior al S&P500 (promediando un 14% menos que el índice), lo que significa que sólo el 10% de los fondos se comportó mejor.
Otras ventajas son que los costes económicos son mucho más reducidos que en la gestión activa y que los fondos indexados no pueden comportarse peor que el mercado (aunque tampoco mejor).
¿Mejor elegir gestión activa o pasiva?
Si hay que escoger entre una de éstas dos gestiones de cartera, la respuesta general e idónea dirigida a la mayoría de inversores sería la gestión pasiva, entre otras razones porque tiene menores costes económicos y porque muy pocos gestores/inversores son capaces de obtener mejores resultados que el mercado (el índice de referencia escogido). Por tanto, es el método ideal para aquellos inversores que quieren participar en el mercado con un horizonte temporal a largo plazo, no quieren asumir mucho coste económico, no quieren o no pueden disponer de mucho tiempo para analizar y buscar mercados donde invertir, no tienen los conocimientos y experiencia suficiente para ello.
Gestión focalizada o focalización
Existe una tercera alternativa a los dos métodos tradicionales, una alternativa que es la preferida de Warren Buffett, ya que presenta más posibilidades de poder batir al mercado, aunque por supuesto no es apta para cualquier inversor. Consiste en seleccionar unas cuantas acciones que tengan buenas probabilidades de obtener rendimientos interesantes a largo plazo (por encima de la media del mercado), de manera que la cartera se centra esencialmente en esas acciones y se mantienen a largo plazo frente a cualquier contratiempo que surja en el corto o medio plazo.
Warren Buffett selecciona las acciones siguiendo el sentido común: si la compañía funciona bien y está dirigida por gente inteligente, las acciones reflejarán a la larga su valor intrínseco. Por tanto, el tiempo no se dedica al seguimiento de las cotizaciones de las acciones, sino al análisis de los aspectos económicos fundamentales de la empresa y a la evaluación de su equipo dirigente.
La idea central es que es preferible poseer un pequeño número de compañías destacadas que se entiendan y comprendan bien, en vez de poseer un gran número de compañías que no conocemos en profundidad. En 1987 Warren Buffett ya dijo que no podía estar pendiente de mil cosas a la vez, que éso sería el método del Arca de Noé y acabas con un zoológico, prefiere colocar sumas significativas de dinero en unas pocas cosas.
Presenta varias características este tipo de inversión:
- Se concentra las inversiones en compañías serias y gobernadas por buenos dirigentes.
- Se limita al número de compañías que verdaderamente se puedan entender. Un número razonable sería entre 10 y 20 y el 85% del valor total de la cartera debería de estar concentrado en 15 de esas compañías.
- El horizonte a largo plazo ha de ser mínimo de 5 a 10 años (una tasa de rotación del 10-20%).
- Se ignora la volatilidad, los rumores, en definitiva, el ruido del mercado que a corto plazo pueda ir en contra de nuestras acciones.
Es cierto que el beneficio de una cartera de valores muy diversificada es mitigar la volatilidad de la cotización de las acciones individuales. Pero al inversor que no le preocupe en exceso la volatilidad y tenga la paciencia y psicología suficiente para aguantar el “chaparrón”, con la focalización percibirá el tema de la diversificación bajo una perspectiva diferente. Ya lo decía tanto Warren Buffett como Charlie Munger: “la diversificación sirve de protección frente a la ignorancia, pero si quiere estar totalmente seguro de que no le va a suceder nada negativo a causa de los vaivenes del mercado, debería de ser dueño de todo, y eso sólo se consigue mediante una gestión pasiva invirtiendo en un fondo indexado”.
Conclusión
Inversor que no tiene tiempo y/o no es un experto en la materia, que no quiere tener muchos gastos, que no quiere estar pendiente de los mercados: gestión pasiva mediante un fondo de inversión indexado.
Inversor que tiene buenos conocimientos y experiencia, no le importa asumir más gastos, tiene tiempo para analizar, buscar y estudiar compañías, así como para seguirlas, y pretende batir al mercado: gestión activa.
Inversor que tiene profundos conocimientos y experiencia, no desea asumir muchos gastos, pretende batir al mercado, dispone de tiempo para buscar y analizar unas cuantas compañías buenas que conozca muy bien, y que pretenda batir al mercado: gestión focalizada.
* Para la elaboración de éste artículo se ha obtenido información de:
“With Little Cheery News in Sight, Stocks Take a Break” (Andrew Barry).
“Warren Buffett” (Robert G Hagstrom).
“Informes Anuales de Berkshire Hathaway” (Warren Buffett).
“The Journal of Investing” (Ronald Surz).
“Of Permanent Value” (Andrew Kilpatrick).
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es
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