Hablo con uno de los gurús mejor reputados de las finanzas internacionales. «Estamos preocupados por el devenir de los acontecimientos geopolíticos en Europa. La zona euro es un polvorín, con algaradas populistas desde España a Alemania y desde Italia a Francia. Estoy convencido de que se producirá una escisión en Europa cuando nadie lo espere, una Europa a dos o tres velocidades ¿Y el euro? Ese es el debata actual. Un euro fuerte en una Europa de primera velocidad sería arrastrado por el euro débil de la Europa más débil. Un problema de solución muy difícil. Ante esta posibilidad, ahora que Italia ha entrado en recesión y los mercados castigan con dureza sus bonos y necesidades de financiación, aconsejo tomar posiciones en dólares. No hay que mirar la evolución de la moneda con sus pares, porque te puedes volver loco. Esa no es la estrategia, porque el mundo de las divisas sólo lo manejan los bancos centrales. La clave está en mantener un pie fuera. Por si acaso»
«La especulación a favor de la paridad dólar-euro se convirtió hace ya dos años en uno de los grandes fiascos de la inversión. Nunca fue tan difícil ganar dinero en los mercados de divisas como entonces y como ahora y ello pese a las confesiones públicas de los mandatarios de aquí y de allá, principalmente desde USA a China. El dinero, no obstante, sigue inquieto, con ganas de moverse. A nuestras oficinas llegan cada vez más inversores y especuladores preguntando por el mundo de las divisas. Las divisas constituyen un mundo muy complejo y menos popular que las Bolsas. De ahí nuestra prudencia a la hora de recomendar. Es una actividad, en cualquier caso, vieja. Aún recuerdo, en mis años de parqué en la Bolsa de Madrid, a un padre y su hijo, ambos avezados ¿o atrevidos? cantando y contando las maravillas de invertir en divisas. Los dos, padre e hijo, se arruinaron en unos meses. Ya no los vimos más en el viejo salón de operaciones de la Bolsa de Madrid. En cualquier caso, la atención de nuestros clientes, su interés por este mercados crece ¿Es buen momento? Las casas de inversión y las gestoras de fondos vieron hace dos en la paridad dólar-euro claras señales de entrada, pero no fue así, sino todo lo contrario», me decía hace unos días el presidente de una sociedad de valores.
La amenaza está ahí. Existe un riesgo cada vez mayor de que el presidente estadounidense Trump aplique una política de dólar débil. Tal movimiento, después de todo, tiene sentido para su «programa», ya que no sólo son las exportaciones necesarias para el crecimiento, sino que se alinea bien con los mercados emergentes fuertemente endeudados, que necesitan de un dólar más débil para aliviar la carga del aumento (principalmente en dólares) de los costes de capital sobre los intereses. Hay fuertes paralelismos económicos que se pueden trazar entre ahora y 1985, cuando el G5 firmó el «Plaza Accord» para impulsar el crecimiento a través de un debilitamiento del dólar. Como explica investopedia: «Estados Unidos experimentó un crecimiento del PIB del 3% en 1983 y 1984, con un déficit en cuenta corriente que se aproximaba a un 3-3,5% del PIB, mientras que las naciones europeas experimentaron un crecimiento negativo del PIB de -0,7% con enormes superávits comerciales. Lo mismo pasó con Japón. Los déficits comerciales en general requieren financiación externa.
Para Estados Unidos, durante los primeros años de mediados de los 80, Japón y Alemania Occidental estaban comprando bonos, letras y billetes estadounidenses de sus excedentes para financiar nuestros déficits actuales a expensas de sus propias economías. Sólo era cuestión de tiempo que las políticas proteccionistas entraran en esta ecuación, que no sólo perjudicarían el crecimiento de Estados Unidos internamente, sino que forzarían guerras comerciales que harían descarrilar todo el sistema de comercio de todas las naciones».
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa