Nadie duda ya de que el gigante asiático marcará, junto con Estados Unidos, el compás de los mercados en este 2019 que apenas acaba de comenzar. Las tensiones comerciales entre ambas superpotencias parecen no terminar de resolverse y nada puede generar más inquietud que esta realidad en los mercados. Y es que, como bien es sabido por todos, el dinero huye ante la incertidumbre.
El Dow Jones, en tierra de nadie
Fuente: Dailyfx.com
Sin duda, la cotización de Dow Jones le amargó a más de un inversor la pasada Navidad, tras caer hasta los 21712,53 puntos, el valor mínimo de 52 semanas. Es cierto que ha habido un repunte considerable desde entonces, pero los gráficos del Dow Jones muestran una cierta indecisión del mercado. Todavía es pronto para saber si el rally alcista tras los mínimos de diciembre va en serio, si estamos ante una recuperación real tras el susto del año pasado, o si se trata simplemente de un rebote del gato muerto o de una trampa alcista. Si se produce lo segundo, las posibilidades de entrar en un mercado bajista prolongado aumentarían exponencialmente, pero todavía es pronto para saberlo. Toca, pues, esperar pacientemente a que la acción del precio decida qué ruta seguir.
China, un actor influyente en la fragilidad del Dow Jones
Pese a que el presidente Trump es reacio a admitirlo y afirma que sus políticas sustentan el crecimiento económico y la fortaleza de la economía estadounidense, lo cierto es que su política comercial mercantilista está teniendo un impacto innegable sobre toda la economía mundial. Y es que, en un mundo tan globalizado como el nuestro, cada batalla de esta guerra comercial entre EE. UU. y China tiene un coste.
Gane quien gane (si es que gana alguien), la economía global se resentirá de una manera u otra y eso inquieta a cualquier inversor, ya sea minorista o institucional, que quiera preservar su capital en estos tiempos de incertidumbre financiera.
China lleva las de perder en su enfrentamiento arancelario con EE. UU., ya que es la nación exportadora por excelencia, que tiene miles de fábricas y millones de trabajadores que mantener. EE. UU., en cambio, tiene un margen de maniobra algo mayor, al presentar un déficit alto y un desequilibrio en la balanza comercial con el gigante asiático. Pero, reiteramos, el efecto mariposa tiene un gran impacto en los mercados financieros. Como ejemplo, tenemos el caso del Dow Jones, en una posición precaria debido a la incertidumbre política y comercial con el gobierno de Xi Jinping: estamos solo a un catalizador de distancia de una más que posible venta masiva del índice industrial estadounidense de referencia.
¿Se quedará todo en un simple resfriado?
Todo este escenario negativo podría cambiar si dan fruto las nuevas conversaciones que han comenzado a principios del mes de enero entre el gobierno estadounidense y el gobierno chino. Los representantes de ambos países han querido lanzar un mensaje de buena voluntad y cauto optimismo. Pero todavía es pronto para echar las campanas al vuelo: ya nos hemos llevado decepciones en el pasado tras el encallamiento de las conversaciones.
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