Las recientes caídas del S&P dejan el mes de octubre como el peor para Wall Street desde el año 2009, con un descenso del -9%. De las cinco peores sesiones desde el 2015, dos han llegado en las últimas dos semanas, con el S&P 500 y el Dow Jones Industrial borrando las ganancias del año. Las acciones han caído en 13 de los 15 días, igualando una racha observada solo una vez desde el año 2000.
Los mismos que se pasaron años rezando por la inflación ahora están convencidos de que es un problema, cosas que tiene el destino. Pero habría más elementos que tener en cuenta, como por ejemplo el sector de la vivienda que se ha desplomado en 16 de las últimas 20 sesiones, ampliando su pérdida este año a un -36%, más que cualquier otro sector en el S&P.
El motivo de la caída de las Bolsas norteamericanas obedece no sólo al incipiente pesimismo sobre la economía mundial, sino que también se unen las perspectivas empresariales. El 2019 apunta a un año de menor crecimiento y de tipos de interés más altos, con un mercado que ha disparado las valoraciones de las empresas.
Todo ello ha llevado a que el resto de Bolsas mundiales también caigan con virulencia y se encuentren en territorio de sobreventa, recordando en algunas cosas lo acontecido en el mes de febrero (más de 6.7 billones de dólares se han eliminado de la capitalización global del mercado de valores, en comparación con los 7.8 billones de dólares en la corrección de febrero).
En el gráfico pueden ver cómo S&P 500, Russell 2000, Nikkei 225, Stoxx Europe 600, MSCI World Index y MSCI Asia Pacific Index están en sobreventa. De todas maneras, una matización. En el gráfico se observa que han bajado del nivel 30 y atendiendo a la ortodoxia eso sería sobreventa. Pero mi opinión de siempre es que la realidad de los efectos de una sobreventa realmente se siente cuando cae de la zona de 20 (una parte de la doctrina estima lo mismo). Sea como fuere, si utilizamos el nivel 30 todos estos mercados estarían en sobreventa y si utilizamos el nivel 20 lo estarían la mitad y la otra mitad a punto.
Es cierto que los rendimientos de los bonos han resistido la mayor parte de las ventas en renta variable, pero hay que resaltar que hasta ahora, las divisas de los mercados emergentes eran el punto débil de los mercados financieros, y en cambio están logrando hacer un suelo de mercado y no han seguido marcando nuevos mínimos anuales.
Las acciones de los bancos europeos han caído este año en medio de la agitación política italiana y han hecho que los bancos sean el segundo grupo con el peor resultado entre los 19 sectores en el Stoxx 600 Europe. La salida lenta de la flexibilización cuantitativa y las bajas tasas de interés también han ejercido presión sobre los márgenes de los bancos. Pero es que otro elemento también tampoco ayuda, como el hecho de que el crecimiento en Alemania y mientras el Bundesbank insiste en que la desaceleración es solo temporal, el impulso ha seguido evaporándose. Los pedidos de fábrica en la mayor economía de la zona del euro se contrajeron por primera vez en cuatro años, y se prevé que la confianza de las empresas disminuirá. Para colmo, un indicador del crecimiento del sector privado en la región se desaceleró a su nivel más débil desde el 2016.
Por su parte, el crecimiento de China se desaceleró más de lo esperado en el tercer trimestre, ya que el conflicto comercial con los Estados Unidos tuvo su efecto. La realidad es que los inversores ha puesto a las acciones asiáticas al borde de un mercado bajista.
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es