Las stock options, en sus orígenes, estaban pensadas sólo para los directivos de una empresa, pero con el tiempo se han ido extendiendo también a los trabajadores.
Las empresas pueden elegir el modo en que pagan o retribuyen a sus trabajadores. Podemos hablar del sistema clásico de pago fijo mediante una nómina cada mes, pero también existen otros medios, como por ejemplo el pago mixto, que consiste en una retribución que es fija y en una serie de factores o elementos variables. En esta categoría entran las stock options.
Podríamos decir que con las stock options la compañía busca trazar un nexo, un puente, entre los trabajadores (también entre los directivos) y el devenir de la compañía, de manera que cuanto mejor le vaya a ésta más dinero ganarán sus trabajadores, con lo que se involucrarán más en sus tareas profesionales por el bien de la empresa, y, por tanto, de ellos mismos.
La definición que podría darse de una stock option sería que se trata de un derecho que otorga la compañía a sus trabajadores para adquirir un determinado número de acciones de la empresa a un precio concreto y previamente acordado entre las partes (un precio inferior al precio de mercado). Además, el factor temporal es importante, puesto que los agraciados únicamente podrán ejercer sus opciones una vez haya pasado el tiempo pactado.
Llegado el momento (una vez transcurrido el plazo temporal), los trabajadores ejercen sus opciones y pasan ahora a tener x número de acciones de la compañía, que por cierto, también pueden estar sujetas a la obligación de no venderlas durante un tiempo concreto, más que nada para evitar que la venta masiva de todas las acciones de los empleados puedan afectar al precio de cotización de las mismas y perjudicar a la compañía y a los trabajadores que han decidido quedarse con sus acciones.
Pasado ese tiempo, el trabajador puede elegir libremente vender todas las acciones, una parte de las mismas, o quedárselas. Hombre, si todo va bien en la empresa, y partiendo de la base de que forman parte del sistema mixto de pago, lo lógico sería que no las vendan, salvo en casos concretos que necesiten liquidez (por ejemplo, comprar un coche, la entrada de una vivienda o amortización de parte de una hipoteca ya existente, un imprevisto importante, etc).
Así pues, con las stock options una compañía busca incentivar a sus trabajadores ofreciéndoles acciones de la empresa a un precio menor que el de mercado. De esta forma, el trabajador se esfuerza y se involucra más en su devenir profesional diario para que a la empresa le vaya bien, ya que de esa manera a él también le irá mejor puesto que su retribución aumentará sustancialmente. Y la empresa también gana, porque el trabajador estará contento, se sentirá valorado, sentirá la empresa o el proyecto empresarial como suyo, la productividad mejorará en lo cuantitativo y en lo cualitativo, aparte de que es una manera muy interesante de retener el talento.
Hasta aquí la parte positiva, veamos las negativas. Como habrán podido deducir, las Bolsas suben pero también bajan, por lo que un trabajador puede estar dejándose literalmente la piel en su trabajo y por causas totalmente ajenas a él las cotizaciones de sus acciones caen, por lo que puede afectar seriamente a su motivación y crearle una cierta inseguridad o desasosiego que a la larga redunde negativamente en su labor profesional.
Y ojito a determinadas cláusulas, porque podríamos encontrarnos con una que diga que sólo se pueden vender las acciones a un precio máximo, por ejemplo de 50 euros, y cuando las recibe el trabajador están cotizando a 70 euros, no podría venderlas y tocaría esperar hasta saber cuándo.
¿Y cómo tributan las stock options? Hay que diferenciar dos momentos diferentes:
- 1) Cuando el trabajador ejecuta las opciones para adquirir acciones: tributa en la base general como rendimientos del trabajo por la diferencia entre el valor de mercado de las acciones y el precio de ejercicio (la cantidad que paga el trabajador para comprar las acciones, aunque en muchas ocasiones no paga nada). Cuando se cumplen una serie de requisitos, existe una exención máxima anual de 12.000 euros.
- 2) Cuando se venden las acciones: al vender sus acciones, el trabajador puede obtener una ganancia o pérdida patrimonial, que tendrá que declarar en su IRPF. Deberá tributar en la base del ahorro por la diferencia entre la cotización de la acción el día de la venta y la cotización de esta el día de la ejecución de las stock options.
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es