Lo que era inminente, finalmente pasó el lunes. Trump amenaza, y a veces, solo a veces, retrocede. Pero no fue este el caso, y anunció la implementación de aranceles por 200 mil millones de dólares a las importaciones desde China, acusando a esta de tener políticas comerciales desleales. De esta forma, y sumando esta suma a los aranceles a otros 50 mil millones anteriores, completa prácticamente un 50% de las importaciones totales.
China no tiene tanto para castigar. Pero de inmediato respondió con munición gruesa. Dado que produce bienes que Estados Unidos necesita imperiosamente para el funcionamiento de su economía, amenazó con no exportar dichos bienes. De acuerdo a fuentes chinas, a Estados Unidos le llevaría no menos de 3 años buscar acuerdos con terceros países, o producir allí mismo lo que hoy importa de China.
De esta manera, la guerra comercial queda desatada por completo, y como suele pasar en las guerras, nadie gana. Por supuesto que las medidas de Trump harán que China siga cayendo, como lo viene haciendo durante todo 2018, en parte por los aranceles anteriores. En tanto, Estados Unidos seguirá creciendo a tasas más que importantes, y mantendrá su tasa de desocupación en mínimos de 18 años, como lo demostró hace dos semanas el dato de empleos. Pero los aranceles son, simplemente, impuestos, y a mayor precio, e igual demanda, lo que habrá es inflación. Se calcula que todo esto le costará a Estados Unidos entre 0.1 y 0.3% del PBI de este año.
Claro que, siguiendo estos parámetros, si crece la inflación, la Fed deberá seguir aumentando la tasa de interés, como lo hará la semana próxima, y casi con seguridad en diciembre. Y esto, a la larga, debería favorecer al dólar. Pero esto es poco menos que futurología, en un momento en que los contextos van cambiando a alta velocidad.
Las divisas no se han hecho demasiado eco de las novedades del lunes, al menos por ahora. El euro siguió rondando 1.1700, en tanto la libra se mueve en la zona de 1.3120, (apoyada por dichos de Theresa May por el Brexit, y amenazando que si su partido no se alinea con su voluntad, habrá un Brexit sin acuerdo) en ambos casos con tendencia alcista de corto plazo. Sin embargo, no se les hará fácil seguir esa senda, con un dólar que naturalmente debería crecer en varios frentes. En especial, ante las monedas de países emergentes, primeros perjudicados, además de China, por los aranceles.
La prueba más cabal de que no ha sido tan impactante la noticia es que el yen, habitual activo de refugio, no ha crecido. No se mueve de la zona de 112.00, teniendo al dólar como claro ganador en este par, tal vez en el que la moneda norteamericana mejor le está yendo en estos días. Eso sí, conviene recordar que el viernes el dólar finalizó entonado, incluso ante las monedas europeas.
Para este martes, en medio de un calendario vacío, lo que podemos esperar es la reacción final de los mercados a la cuestión de los aranceles. Con los anuncios, a Wall Street no le fue del todo bien, y los futuros del Dow Jones cayeron fuerte en el inicio de la sesión asiática del martes. Pero habrá que esperar la apertura del NYSE. Por lo demás, si bien el dólar ha ingresado en un cono de dudas, todo indica que en los próximos días, a favor de los dichos de Trump, pero también por peso propio, debería retomar la conducción.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el miércoles.
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