El empresario y experto en metales preciosos, Hugo Salinas Price, nos explica de una forma didáctica qué está pasando actualmente con la riqueza: “Había una vez una familia que vivía en una casa muy grande en el bosque. Como la casa estaba en clima frío, era necesario que la chimenea de la sala estuviera siempre encendida. Al principio, había mucha leña disponible tirada por los alrededores de la casa. Cuando esa leña se acabó, comenzaron a cortar los árboles cercanos para mantener caliente la casa. Y así continuaron, hasta que ya no quedaron árboles. Entonces la familia decidió derribar una habitación para utilizarla como leña, después otra, y otra, hasta que sólo quedó la chimenea.
“Al final, la familia decidió mudarse a un sitio más cálido, pero varios miembros murieron de frío en el proceso.”
El economista Guillermo Barba cree que esta parábola aplica para lo que sucede con la industria energética: en el Siglo XX, las empresas y gobiernos se acostumbraron a las mieles del petróleo barato pero, como es un recurso finito, llega un momento en que las compañías no pueden entregar las mismas utilidades y bonos a sus accionistas ni mantener los mismos niveles de inversión. Por lo tanto, deben recurrir a la deuda para seguir operando.
Al no poder subir más los precios del petróleo porque la productividad global no justifica un fuerte incremento de la energía y, a la vez, es muy impopular para los políticos (basta ver en México el caso del gasolinazo), la deuda de las compañías se incrementa hasta que un día se volverá impagable.
“La deuda incobrable que emite esa industria constituye para el público una pérdida desde ahora, desde el momento en que la toma, no cuando se vuelva evidente que no puede cobrarla. Sin embargo, la población todavía no se da cuenta de esta situación. La deuda creciente de EU es el reflejo de la contracción de la cantidad de Energía Neta Disponible”, dice Hugo Salinas Price en un artículo.
Como sabemos, la industria energética mueve a las demás industrias, incluida la minera. Cuando llegue el día del en el que las petroleras quiebren por la deuda y no puedan abastecer de suficiente energía al mundo, seguramente las mineras tendrán menos capacidad de producción, sobre todo de oro y plata.
Por eso, más vale acumular todo el oro que se pueda antes de que llegue ese “día del Juicio Final”.
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa