El viernes asistimos al derrumbe de la lira turca que fue cayendo un 17% a un mínimo histórico cayendo y su diferencial de oferta y demanda se amplió superando las cotas de la crisis financiera mundial de 2008. Además, el sector bancario del país cayó el viernes un 12% y aumentó el coste de protección (CDS) contra quiebra del país en un 25%.
Todo ello debido a una serie de cuestiones tales como la enorme preocupación por las relaciones que tienen con Estados Unidos, la enorme inflación que acumulan ya del 16% (el déficit comercial del 6%), las sanciones que Trump les ha impuesto por la detención de un pastor estadounidense y el hecho de que EE.UU. vaya a duplicar los aranceles a las importaciones de acero y aluminio procedentes de Turquía (50% y 20%).
En un mundo globalizado e interconectado, es evidente que un hecho de este calibre tenga repercusiones en otros países y mercados, incluidos valores españoles, máxime cuando Financial Times publicó una información en la que explicaba que el BCE está vigilando la exposición al país turco de los bancos europeos, en especial, BBVA, UniCredit y BNP Paribas. Y es que a la entidad le preocupan los créditos en divisa extranjera, ya que la depreciación de la lira turca podría causar impagos de dichos créditos.
BBVA es una de las compañías más afectadas por todo este tema. Buena prueba de ello es que el viernes cayó un 5,16%, marcando mínimos de diciembre desde 2016 y perdió 2.047 millones de euros de capitalización bursátil en tan un sólo día.
La razón es que BBVA tiene en Turquía el 16% de sus activos ponderados por riesgo y la caída de la lira limita la capacidad de generar beneficios. Además, tiene una cartera de deuda turca valorada en 9.682 millones de euros.
Pero la entidad bancaria española podría tener un as en la manga, concretamente el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA). Todo lo que sea que haya un buen acuerdo favorece a BBVA, básicamente porque tiene importantes intereses en México (37,3% del resultado) y Estados Unidos (12%).
La verdad es que la reacción del mercado con BBVA es la típica en estos casos (fuerte caída en el corto plazo), pero eso no significa que ahora pase a ser un valor defenestrado por los inversores, fíjense que Turquía supone el 11,5% de su beneficio.
De momento, el consenso del mercado tiene un 45% de consejos de compra y un 12% de consejos de venta.
BBVA, con todas estas caídas, cotiza a precio atractivo y no deja de ser una buena oportunidad de cara al medio plazo.
Técnicamente hablando, presenta un nivel interesante en los 4,36 euros, aunque otra cosa es que no llegue, ya que es un nivel que está alejado, pero en el caso de que lo hiciese podría ser una buena zona de compra, al ser un soporte formado en junio del 2016 con sobreventa.
Por cierto, pese al movimiento bajista que comenzó a finales de enero del presente año, aún no tenemos este año sobreventa (si hablamos de una inversión a medio plazo), por lo que en cuanto se produzca podría ser un estímulo para que el precio se gire al alza.
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es