En el mundo financiero no existen las inversiones de cero riesgos, sino aquellas más o menos seguras que, finalmente, redundan en unos riesgos mínimos o más elevados. El perfil del inversor ha cambiado en los últimos años, especialmente desde que el Banco Central Europeo estableció los tipos de interés en un mínimo del 0% sin precedentes. De las principales tendencias derivadas, se deben destacar: la preocupación por la seguridad de la inversión, la estrategia de diversificar el dinero en varios productos y la apuesta por plazos cortos y medios.
Una inversión segura está ligada a la obtención de una remuneración final y a la garantía del capital invertido en un inicio para su contratación y los intereses generados durante el plazo. Para ello, los productos estrella en los que invertir con poco riesgo son los depósitos a plazo fijo, los planes de pensiones y los bonos y deudas. El depósito a plazo fijo es el producto más habitual entre inversores primerizos, esto se debe, esencialmente, a que son simples y seguros y ofrecen rentabilidad, pues ese es el objetivo de toda inversión.
No obstante, hoy en día se ha desarrollado un complejo flujo financiero promovido en gran medida por la revolución tecnológica y digital. La llegada de Internet ha dado lugar a un nuevo modelo de financiación que está viviendo su mayor momento de crecimiento en España, se trata de los créditos online. Especialmente demandados por particulares, destacan por ser rápidos, seguros y eficaces, cuentan con un amplio baremo de dinero a solicitar y plazos para su devolución, un claro ejemplo de este sistema es el de los créditos personales rápidos en Creditea.
Pese a ello, los plazos fijos siguen siendo uno de los referentes del flujo monetario, esto se debe, entre otros aspectos, a la sencillez y la claridad de su contratación en cuanto a criterios a tener en cuenta como los gastos de mantenimiento, el tiempo de espera para recuperar el dinero, el beneficio resultante y, por supuesto, el riesgo que se pretende asumir, en este caso, bajo.
En el momento en el que se decide invertir resulta esencial tomar una serie de precauciones enfocadas a la consulta de una serie de aspectos del producto financiero por el que se tiene interés. En primer lugar, se debe comprobar: que el banco en el que se pretende invertir cuente con solvencia; y, además, que el producto financiero esté protegido por el Fondo de Garantía de Depósitos, que vela por la protección del titular en un imaginario de que el banco presente insolvencia.
Si efectivamente cuenta con este amparo, no se puede invertir una cantidad superior de 100.000 euros en él, es decir, en una misma entidad bancaria. Esto responde a la tendencia anteriormente mencionada sobre diversificar el dinero y apostar por bancos diferentes a la hora de desarrollar las inversiones; pero, además, es un límite que establece el Fondo de Garantía de Depósitos. Por último, una vez revisadas todas las opciones y alternativas posibles, es necesario establecer el tiempo máximo durante el que se quiere hacer la inversión.