Si atendemos a los principales indicadores de sentimiento, podríamos decir que el sentimiento inversor es alcistas, y así es, pero hay una cosa que no se comenta y que sería aconsejable tener en cuenta para ver que no todo es tan sencillo.
Desde hace tiempo estamos empezando a ver los daños colaterales de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Principalmente habría que mirar dos frentes:
– Emergentes: están sufriendo, y no sólo por la disputa comercial de Trump frente al mundo entero, sino también por las subidas de tipos de interés de la Reserva Federal que fortalece al dólar (la deuda emergente, al estar denominada en dólares, se incrementa).
El índice MSCI Asia Pacific ya está en negativo en lo que llevamos de año y preocupa que la guerra comercial pudiese hacerle caer más de un 10-12%. China tampoco se libra, en su caso se añade un elemento más, el deterioro de las condiciones de liquidez y un yuan más débil. De hecho, en Wall Street ven al CSI 300 bajista en el escenario en el que entraríamos.
– Europa: el sector del automóvil en el Viejo Continente ya empieza a acusar las consecuencias. Esta semana, Daimler comunicó un profit warning (revisión a la baja de los beneficios esperados) por el incremento de los aranceles de USA a la importación del acero y el aluminio (materiales elementales para el sector). Este tema llevó al sector del coche a caer más de un 3% el jueves, con algunas compañías superando dicha cifra (Renault -5,20%, Fiat -4,17%, Volkswagen -3,11%). Claro, si tenemos en cuenta que este sector en Europa supone el 25% del total a nivel mundial, se entiende perfectamente su trascendencia. Así pues, no debiera de extrañar a nadie que el profit warning de Daimler sea sólo el primero y que vayan surgiendo otros más.
Respecto a los mercados en general, decir que no en Estados Unidos no todo son los clásicos índices que conocemos, hay vida más allá. Por ejemplo, el índice de compañías de pequeña capitalización sube más de un 10% en el año, el índice de compañías de mediana capitalización sube más de un 5%. Si tenemos en cuenta que el clásico S&P500 sube un 3%, podemos entender que las carteras de inversión siempre han de estar debidamente diversificadas en función de la coyuntura internacional en la que nos encontremos. Esto quiere decir que, por ejemplo, no es el momento ideal de estar expuestos al Dax alemán (ya que tiene una exposición especial al sector del automóvil) ni a los mercados emergentes (debido a la presión de la política monetaria de la FED y la presumible fuerza del billete verde).
Capital Spectator
La parte positiva del S&P500, aparte de ir en verde pese a la guerra comercial, es que su recuperación es la segunda más larga registrada desde mediados de la década de 1950.
Capital Spectator
Y si hablamos de rendimiento, el rally actual (+201%) ocupa el segundo lugar después de la ganancia de 1991-2001 (+209%).
Además, el riesgo de recesión en USA sigue siendo bajo. Si bien es cierto que lo que nos deparará futuro es igual de incierto que siempre, también lo es que la senda del crecimiento mantiene su rumbo.
En el siguiente gráfico se observa la comparación del sentimiento de los inversores con la época de la burbuja tecnológica y la última crisis económica mundial. Con la burbuja tecnológica, el diferencial entre alcistas y bajistas fue de 45%, en el período previo a la crisis financiera, el diferencial fue de 26,5%. Y a día de hoy, atendiendo al informe de AAII, el diferencial es de sólo el 12,5%.
Thomson Reuters y Horan Capital Advisors
En estos momentos, el sentimiento alcista es del 38,7%. Pero ojo, antes de la burbuja tecnológica, cuando el diferencial entre alcistas y bajistas era del 45%, el nivel de alcista era 75%, y antes de la crisis del 2007 con el diferencial entre alcistas y bajistas en el 26,5%, el nivel de alcistas era del 55%. Por lo tanto, la conclusión es que en realidad los inversores no son tan alcistas como se pudiera creer.
Thomson Reuters y Horan Capital Advisors
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es