Hace unos meses salía a bolsa la empresa que más suscriptores de música en streaming tiene del mundo, Spotify.
Como en toda salida a bolsa en general, la prudencia debe ser nuestra mayor aliada.
Cuando salió a bolsa SanpChat publicamos un primer artículo en el que advertíamos de los riesgos que corría el inversor y un segundo artículo en el que mostrábamos como semanas después los precios se habían desplomado más de un 45%.
La salida a bolsa de SanpChat estuvo claramente rodeada de una gran campaña de marketing que la hizo resonar por todo el mundo. Sin embargo, para el inversor, el marketing no es precisamente una herramienta de la que fiarse demasiado. Es más, probablemente, a mayor marketing en las OPV menor calidad tendrá la empresa que se venda o peor será el precio de salida.
Contrariamente a la OPV de SnapChat, Spotify salió a bolsa con una salida a cotización directa ahorrando costes en el proceso y dejando que fuera el mercado abierto el que marcara el precio.
Pasadas unas semanas, parece que el interés por el que ya es uno de los gigantes de la música está creciendo entre los inversores tanto particulares como grandes institucionales.
A pesar de que Spotify (SPOT) sigue perdiendo dinero, algo característico de muchas empresas de gran crecimiento, el crecimiento natural de su facturación, de sus activos y lo más importante, de sus suscriptores nos hace plantearnos la inversión.
La multinacional sueca que cotiza en la bolsa de Nueva York ha pasado de facturar unos 1.000 millones en 2014 a unos 4.840 millones en 2017.
Evolución de la facturación y los activos totales
Con más de 75 millones de suscriptores, 170 millones de usuarios activos mensuales y con presencia en 65 países creemos que su expansión y consolidación solo acaba de empezar.
Mientras las discográficas son las responsables de gran parte de sus pérdidas. La dependencia de las mismas frente a Spotify es cada vez mayor.
Por otro lado, tal y como explica Peter Lynch en «Un paso por delante de Wall Street», la experiencia personal en la empresa también cuenta. Y, en el caso de Spotify, la experiencia es excelente. La calidad del audio es muy alta y hay más música de la cualquiera es capaz de escuchar. En cuanto el precio se refiere, hay la modalidad premium de pago (no demasiado cara) y la versión gratuita de la que los ingresos provienen de los anuncios.
El mejor resumen de Spotify es quizá la siguiente reflexión: «La existencia de Spotify deja sin sentido la compra del nuevo álbum de tu grupo favorito. Lo puedes escuchar en Spotify».
En cuanto a la cotización de la acción, la tendencia de corto plazo es alcista, actualmente por encima de sus primeros días de cotización.
Es difícil saber si una empresa que pierde dinero lo va dejar de hacer en el futuro, sin embargo, la calidad de la misma dice mucho de ella misma.
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