A los inversores les gustan las modas. No me refiero a las modas de vestir, o a la de otros objetivos, sino a los “problemas de moda”. A menudo afirmo que los gestores no pueden preocuparse de más de una cosa a la vez, por eso cuando se centran con algo, nada más hay en su horizonte que ese asunto. Ahora parece que lo que se ha puesto de moda es la posible inversión de la curva de los tipos de interés de EE.UU.
¿Esto exactamente qué quiere decir?
Que una curva de tipos esté invertida significa que los rendimientos de los bonos de corto plazo sean mayores que los de largo plazo, y la creencia popular afirma que es un hecho previo a las recesiones. Pero de hecho no es así.
Como vemos en el siguiente gráfico realizado por los analistas de Pension Partners, no existe una correlación aparente entre una curva de tipos invertida y una recesión económica. De hecho sólo en muy contadas ocasiones coinciden ambos eventos.
¿Quiere decir esto que los inversores no tienen por qué preocuparse si la curva de tipos se invierte? Pues no exactamente. Como vemos en la siguiente tabla, la inversión de la curva de tipos ha anticipado 6 de los 9 últimos techos de mercado. El promedio de meses de anticipo es de 8 meses.
La conclusión es sencilla. No existe una correlación directa entre la inversión de la curva y las recesiones económicas, pero sí entre la inversión de la curva y los techos de mercado de valores. En el 66% de las ocasiones en las que se invierten los tipos las bolsas hacen techo a los 8 meses en promedio.
Con una mirada optimista podríamos decir que primero se tiene que invertir la curva de tipos, que por ahora no es probable, y luego esperar 8 meses antes de que las bolsas empiecen a caer. Es pronto para preocuparse por tanto.
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa