Han vuelto los nervios a los mercados, estimulados por problemas reales. Con el índice Dow Jones de Industriales languideciendo muy por debajo de su máximo de enero de 26.600, existe un riesgo creciente de otra caída que podría desembocar fácilmente en un desplome. ¿Por qué ahora? Han surgido muchos problemas. Tomados en conjunto, podrían sacar del mercado el poco optimismo bursátil que nos quedaba de 2017.
Recientes lecturas económicas menos sólidas han revelado posibles grietas en la tendencia de crecimiento económico. Varias áreas han sufrido descensos en las tasas de crecimiento (por ejemplo, viviendas) que produjeron comentarios de «ha caído, pero…». Esos «peros» se usan para disculpar la debilidad, pero… así es como comienza cada desaceleración económica y recesión. Si bien los problemas no son lo suficientemente graves como para ser alarmantes, aumentan la incertidumbre.
Una preocupación popular es el entorno de tasas de interés al alza. Una nueva experiencia para muchos, introduce consecuencias reales e incertidumbres de inversión.
La creciente inflación, actualmente minimizada por la Fed e ignorada por los consumidores, está comenzando a aumentar los costes de las empresas, y eso significa que pronto comenzará a afectar a los precios. Por otra parte, analistas experimentados recuerdan la falta de control de la Fed sobre la inflación que puede ocurrir cuando se encuentran grandes déficits/deudas nacionales y condiciones económicas lentas/negativas.
La incertidumbre sobre los movimientos económicos del presidente Trump, como los aranceles y los acuerdos comerciales, aumenta el riesgo. Los inversores saben que fueron los repentinos anuncios de aranceles los que hicieron que el mercado cayera en primer lugar.
El aspecto técnico del mercado de valores y su proximidad a los umbrales de alarma. La clave aquí es que estos umbrales son obvios para cualquiera que mire un gráfico. Además, se ha discutido ampliamente que el 10% es un nivel de corrección aceptable, por lo que no debemos preocuparnos. El problema es que el mercado no rebota. Por lo tanto, es probable que una ruptura bajista no sea amortiguada por la compra de gangas.
Luego está la inquietud ante la falta de reacción alcista del mercado ante unos buenos resultados empresariales. Esta discordancia puede hacer sonar la alarma de que algo anda mal en el mercado bursátil.
Nada inquieta más a un inversor que estar un poco preocupado y que las acciones bajen abruptamente y ruidosamente. Mata cualquier confianza persistente de «comprar en las caídas». Peor aún, crea la susceptibilidad de vender cuando aparecen artículos que señalan lo mal que están las cosas y cómo podría empeorar.
Por lo tanto, si se produce un colapso, hay una buena posibilidad de que veamos una sacudida.
Por otro lado… El mercado podría subir
El mejor argumento para una subida de las bolsas es que se espera que el crecimiento fundamental alcance nuevos máximos. La tabla a continuación muestra las últimas previsiones de ganancias del año para las compañías del Dow Jones de Industriales (estas estimaciones de ganancias se actualizan cada semana en el «Laboratorio de mercado» de Barron’s). Mire especialmente las últimas dos columnas que muestran el crecimiento de los beneficios proyectados de 2017 a 2018 y de 2018 a 2019. Eso es algo embriagador. Si el crecimiento ocurre, producirá dividendos y precios de acciones más altos.
¿Podría suceder tal subida desde estos niveles?
Sí, siempre que no ocurra una recesión económica o una fuerte desaceleración. Con las valoraciones actuales razonables, las previsiones de crecimiento de los beneficios podrían hacer subir los precios de las acciones.
La Conclusión
Hay buenas razones para esperar una oleada de ventas en el mercado y una posible sacudida. También hay buenos fundamentos para respaldar un aumento en el mercado bursátil. ¿Qué escoger? Depende de la estrategia y las actitudes de un inversor. Hay tres enfoques básicos:
1) Estrategia a largo plazo, completamente invertidos, con la capacidad de superar las pérdidas en el camino.
2) Estrategia de corto plazo. No nos importa perdernos las potenciales y nos mantenemos en liquidez.
3) Un enfoque combinado, equilibrado o de cobertura en el que nos mantenemos con algunas acciones junto con otras inversiones no en acciones, incluido el efectivo.
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa