Hay un detalle que pasa totalmente desapercibido por los inversores y que, aunque es positivo para las Bolsas, en el contexto en el que nos encontramos puede pasar a ser un problema, como bien muestran otros episodios anteriores.
Estamos de acuerdo en que las fuertes subidas de la renta variable obedece, principalmente, a tres factores:
- Las economías siguen creciendo y mejorando.
- Los beneficios de las compañías cotizadas continúan al alza.
- La labor de los Bancos Centrales.
Bien, hasta aquí creo que no hay ninguna duda, pero centrémonos en el tema de los beneficios de las empresas cotizadas de Estados Unidos. Wall Street lleva un buen número de años al alza y los beneficios corporativos siguen mejorando años tras año. Pero está estudiado que cuando la renta variable se encuentra en un punto muy alto tras marcar sucesivos máximos históricos o bien en un punto muy bajo, las estimaciones de beneficios de las empresas suelen errar, con lo que muchos inversores siguen comprando acciones dando por buenas las previsiones de beneficios, y al final, cuando se conocen oficialmente las cifras, llega la decepción a los mercados con la consiguiente caída de las Bolsas.
Veamos dos casos reales no muy lejanos para comprender mejor esta cuestión:
1) Antes de comenzar la actual fase alcista hace unos 9 años, el escenario no era muy halagüeño, el sector bancario no acompañaba, los ratios de la economía no era optimistas y la renta variable venía de fuertes caídas. En este contexto, las previsiones (sobre los resultados de las compañías) de buena parte de Wall Street apuntaban a una caída de doble dígito. ¿Qué sucedió? Justo lo contrario, los beneficios se incrementaron.
2) En 2007, la Bolsa venía de ganar durante varios años. Las previsiones desde Wall Street sobre los beneficios y ganancias corporativos para el 2008 era favorables. No sucedió eso finalmente y la Bolsa cayó.
Sí, es cierto que muchas veces aciertan, bastante más de la mitad de las ocasiones, pero es un craso error pensar que es un dogma de fe y que hay que asumirlo como tal. Hay que tenerlo presente como un dato más, como una referencia adicional en nuestro arsenal, pero nunca como guía principal para invertir.
Y en estos momentos, cobra especial importancia toda esta cuestión, porque los mercados se encuentran en un punto álgido y porque las nuevas previsiones para las ganancias de las empresas siguen siendo elevadas (el consenso del mercado habla de un crecimiento de las ganancias para este año que superaría todos los demás años durante el rally excepto uno), entre otras razones por la reforma fiscal de Trump que ha supuesto un fuerte e intenso recorte de los impuestos, tenemos. Y no olvidemos un hecho que el tiempo se ha encargado de hacernos ver: a medida que las ganancias de las compañías vienen de ser elevadas los años anteriores y al mismo tiempo la inflación sube, menos correlación guardan las Bolsas con los beneficios corporativos. Exacto, el escenario actual. Y sí, hay muchos antecedentes, sin ir más lejos, hay un estudio de Jim Paulsen (Leuthold Group) en el que se explican hasta 8 escenarios similares desde la década de los años 50, escenarios en los cuales las ganancias empresariales se incrementaron y en cambio los precios de las acciones cayeron.
No les digo que tenga que suceder, pero sí que no tomen el tema de las ganancias de las compañías cotizadas como algo seguro, porque no siempre sucede así, y menos en el escenario actual en el que nos encontramos inmersos, máxime si atendemos a que las miradas están centradas en el rendimiento del bono de USA a 10 años, ya que si supera el 3-3,25% podría acabar con el apetito de los inversores por los activos de riesgo (las bolsas), de hecho ya tuvimos un pequeño aperitivo el pasado mes de febrero y eso que no llegó al 3%, por lo que hay que tomarlo como un aviso a navegantes de lo que pudiera suceder llegado el momento.
Y es que, como muy bien se encargó de recordar Amundi en su momento, los mercados no son inmunes y tienen una capacidad limitada para absorber tipos de interés elevados, de ahí que el bono a 10 años descuente este escenario y su rendimiento suba peligrosamente.
La idea viene a ser que un rendimiento del 3% es una señal de advertencia, y un rendimiento del 3,5% es claramente una señal de alerta y si encima se alcanzase demasiado rápido, asistiríamos irremediablemente a un proceso correctivo en las Bolsas. Y aquí entraría de nuevo en escena la volatilidad, ya que un ajuste de la política monetaria podría generar mayores niveles de volatilidad.
Pension Partners
Por cierto, miren este cuadro, significativo eh? Estados Unidos es el único país que paga buenos rendimientos positivos en todo el espectro.
Morgan Stanley ha dejado hoy un estudio también interesante que paso a resumirles. Las acciones con los balances más débiles han subido un +4,2% la pasada semana frente a la subida del +2,2% de las compañías menos endeudadas. Pese a ello, estas compañías de balance débil todavía están un 7,6% por debajo del máximo de enero. De todas formas, cuidado con la reducción de estímulos por parte del BCE, básicamente porque muchas empresas han estado viviendo de la deuda y su modelo de negocio no responderá favorablemente cuando se suban los tipos de interés en el 2019 (sin descartar incluso a finales del presente ejercicio 2018).
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es