Las subidas de las acciones mundiales en 2017 plantea una preocupación: ¿se han vuelto los inversores demasiado optimistas sobre el crecimiento? Los analistas de Charles Schwab no lo creen. El crecimiento económico global es excepcional. Cada una de las 45 economías más importantes del mundo seguidas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) está creciendo y se espera que se anoten otro año de crecimiento en 2018.
Si bien los riesgos de la política monetaria, las políticas del banco central y las amenazas militares no han desaparecido, los inversores han reconocido que la economía mundial no es tan vulnerable a estas influencias como lo fue durante la década anterior. Al igual que un grupo gigante de globos, uno o dos podrían fallar y la economía mundial probablemente permanecería en ascenso en 2018.
El crecimiento mundial es fuerte y amplio, pero probablemente estamos en las últimas etapas del ciclo, de acuerdo con la brecha del producto global. La brecha del producto es una medida económica de la diferencia entre el producto real de la economía mundial y su producto potencial. Cuando el producto real está por debajo del potencial, hay un exceso de capacidad, lo que generalmente hace que los precios y los salarios sigan siendo débiles. Cuando el producto real está por encima del potencial, significa que el exceso de demanda está forzando a la economía a calentarse más de lo normal, lo que podría sobrecargar sus recursos y, a menudo, elevar la inflación y los salarios.
Por primera vez en una década, la economía global ha absorbido todo su exceso de capacidad a medida que se acerca a 2018. Este es un signo clásico de que hemos entrado en las últimas etapas, aunque no al final, del ciclo económico.
Han surgido otros indicadores que señalan que estamos en las últimas etapas del ciclo:
– Las bajas tasas de desempleo ahora se ven en todo el mundo. En 2017, la tasa de desempleo en la zona euro finalmente cayó por debajo de la media, uniéndose a otras regiones con mercados laborales aún más tensos.
– Los márgenes de beneficios corporativos ahora están por encima del promedio en todas las regiones principales, ya que hacen pleno uso de su capacidad.
La señal más convincente de que hemos llegado a las últimas etapas del ciclo económico es la curva de rendimiento. Este, el pronosticador más exacto históricamente del final de los ciclos económicos, no apunta a una recesión inminente en los próximos 12 meses. Sin embargo, la dirección de la curva de rendimiento está dando a entender que puede haber una recesión en los próximos años, lo que indica que hemos llegado a las últimas etapas del ciclo.
La curva de rendimiento actual sugiere dos cosas:
1. No es probable que haya una recesión mundial en 2018.
2. A medida que se estrecha el diferencial hacia la inversión durante 2018, aumenta el riesgo de una recesión y un mercado bajista para 2019 o 2020.
Es probable que el crecimiento económico global impulse los beneficios y continúe siendo un factor clave para las acciones en 2018. Sin embargo, si los bancos centrales se mueven demasiado agresivamente en previsión de la inflación, sus movimientos podrían invertir la curva de rendimiento y descarrilar el mercado alcista.
¿Qué hay que hacer en el mercado?
1: Manténgase invertido
Es posible que algunos inversores deseen salir del mercado de valores ya mismo, ya que la curva de rendimiento parece dirigirse hacia una inversión en un año más o menos. Pero, invertir ahora ha demostrado ser fructífero. Históricamente, en el año anterior a la inversión de la curva de rendimiento, las acciones globales siempre registraron ganancias y esas ganancias casi siempre han sido de dos dígitos. Las acciones globales tendieron a aumentar un 14% en promedio en el año anterior a que la curva de rendimiento señalara un próximo mercado bajista y recesión.
2. Sea global
Las ganancias en la última parte del ciclo, antes de que la curva de rendimiento se invierta, fueron aún más fuertes en los mercados internacionales desarrollados y emergentes que en los Estados Unidos, debido a su mayor sensibilidad económica y de inflación.
3: Reequilibre la cartera
Si bien es probable que estar invertido en 2018 a nivel mundial dé sus frutos, puede que no tenga sentido estar sobreponderado en acciones dado el riesgo creciente de una recesión en el medio plazo.
A medida que 2018 madure, reequilibrar las carteras a sus asignaciones objetivo será cada vez más importante debido al riesgo de un mercado bajista en 2019.
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa