«Todos sabemos que la Bolsa española, como otras tantas Bolsas de provincias, son clones perfectos de Wall Street, aunque con tendencia a exagerar más los movimientos de fondo negativos, que los positivos, que es lo que estamos observando desde tiempos inmemoriales. Todos sabemos, también, que, llegado un momento, la cuerda se rompe por el lado más débil y lo que era un clon pasa a ser un espantapájaros: acusa más los movimientos a la baja, que las tendencias al alza, como sucede desde 2007.
No obstante, hay dos principios básicos, inamovibles, que han hecho que las cotizaciones en Bolsa suban o bajen: el crecimiento económico y los beneficios empresariales, dos factores, que, con la deslocalización empresarial, ya no van de la mano, pero que en el cómputo global a la hora de efectuar cálculos en la valoración sirven perfectamente ¿Cuál es la fotografía de la Bolsa española, en particular, y la de las del resto del mundo, en general? Ni están todos los que son ni son todos los que están. Además, el divorcio, la brecha entre Bolsas y Economía real es cada vez más insalvable. Wall Street, por ejemplo, está soportada por sólo 4 valores monstruo, cuatro grandes tecnológica. La española vuelve a ser una Bolsa enladrillada y bancaria», me dice un gestor de fondos que manda el siguiente enlace:
Tres años y tres estudios. La Financiere de l´Echiquier han elaborado junto con el instituto de investigación MiddleNext un estudio sobre los valores de pequeña y mediana capitalización, en el que analizan las grandes tendencias del ecosistema bursátil europeo, así como sus dinámicas y dificultades. Y la edición de 2017 lanza una alerta sobre el ecosistema bursátil europeo: se está produciendo una erosión de las bolsas del Viejo Continente en lo que respecta al universo de small & mid caps, una tendencia que no es nueva y que viene observándose desde hace varios años. Las conclusiones pueden agruparse en seis grandes apartados:
- 1. Los segmentos de pequeña y mediana capitalización exhiben una significativa rentabilidad superior económica y bursátil con respecto a los valores de gran capitalización, y la inversión tendencial de los niveles de volatilidad en la pequeña/mediana capitalización y la gran capitalización se acrecienta año tras año.
- 2. Tras dos años de paréntesis, el descenso en el número de empresas cotizadas se ha pronunciado: entre 2007 y 2016, 851 empresas dejaron de cotizar.
- 3. En concreto, los valores de pequeña capitalización prosiguen su declive en términos de ponderación y volumen (-20% en este último decenio), lo que resulta un dato inquietante para el futuro del ecosistema en su conjunto.
- 4. Las tendencias observadas a escala mundial se concentran en su mayoría en los países europeos, en especial en los de mayor tamaño: Francia, Reino Unido y Alemania registran un empobrecimiento de su universo por falta de renovación en la base.
- 5. Las iniciativas a escala local demuestran que existen dispositivos que permiten respaldar los valores de menor capitalización. Un país ejemplar es Suecia, donde el número de empresas se ha incrementado en un 74% entre 2006 y 2016.
- 6. La entrada en vigor de MiFID II debería contribuir a reforzar aún más la concentración de los flujoshacia un limitado número de actores mundiales.
Según Caroline Weber, directora de MiddleNext, “la implementación de MIFID II debería traducirse principalmente en la drástica reducción de la oferta de análisis en los valores de pequeña capitalización, lo que pondría en peligro los modelos económicos de nuestras sociedades cotizadas locales. Sin una actividad investigadora que lo impulse, el vivero de pequeñas empresas europeas corre el riesgo de deteriorarse aún más rápido», agrega . «Este desafío cobra vital importancia para las nuevas empresas francesas, sobre las que reposa el futuro de todo el ecosistema. Estabilizar la normativa y orientarla a su favor reviste una relevancia crucial”, afirma.
Para Didier Le Menestrel, presidente y director general de La Financière de l’Echiquier, “el debilitamiento de la bolsa europea desde la raíz constituye un verdadero problema que se ha de abordar de inmediato con absoluta determinación. Existen numerosas soluciones, como pone de manifiesto el éxito de diversas iniciativas nacionales extraordinarias: Suecia e Italia, por ejemplo, han hecho gala de creatividad para promover la orientación del ahorro hacia la economía local. De manera más general, la creación de un marco reglamentario y fiscal europeo destinado específicamente a la inversión en las empresas cotizadas resultaría beneficioso tanto para los inversores como para el ecosistema económico europeo en su conjunto”, subraya.
Mar Revuelta
La Carta de la Bolsa