Vuelven los stress test a los bancos europeos y se acerca el final del QE. ¿Habrá nerviosismo, seguirán subiendo las Bolsas europeas en el 2018? Entremos en materia.
Aunque aún es pronto para hablar de ésto, puesto que estamos todavía en noviembre y ya habrá tiempo de hacerlo más adelante de manera tranquila, sí les daré un pequeño apunte acerca de las Bolsas, que pese a la subida acumulada en lo que llevamos de año, su potencial no se ha terminado, no está cara (de hecho está más barata que la Bolsa norteamericana), y podría mantener la inercia alcista en 2018 (en breve escribiré más profundamente sobre esto que sé que interesa a los inversores).
Por cierto, el 29 de octubre les comenté que en mi opinión el Ibex 35 caería en los próximos días y semanas un 3-5%. Pues bien, dicho escenario comenzó dos días después el 1 de noviembre y desde ese día asistimos en el Ibex a caídas ininterrumpidas hasta el 14 de noviembre y dichas caídas fueron de -5,19%, por lo que el escenario se cumplió según lo previsto. No es tampoco muy meritorio puesto que debido a una serie de factores era sabido y esperado que la reacción de la renta variable española a la baja no sería fuerte.
Desde el próximo mes de enero, el Banco Central Europeo comenzará a reducir el volumen de compras mensuales a 30.000 millones de euros, una tónica que se mantendrá hasta el mes de septiembre. Aunque es lógico que pueda haber cierta incertidumbre a medida que nos vayamos acercando a dicho momento (más que nada porque los mercados se han acostumbrado a que la política monetaria del BCE esté ahí como un colchón de seguridad), lo cierto es que la retirada de los estímulos por parte de la entidad ha ido acompañada de una estrategia muy bien estudiada por Mario Draghi para no dejar cabos sueltos.
Básicamente ha consistido en ir preparando el terreno desde mucho antes de producirse, comentando en cada ocasión que tenía, que la retirada del QE, proceso denominado tapering, se produciría de manera progresiva y tranquila, sin sobresaltos para evitar distorsiones en los mercados e incrementos de volatilidad (tienen muy en mente el famoso antecedente de la FED con Bernanke de presidente cuando en el 2013 anunciaron el tapering y afectó bastante al mercado de divisas y al de bonos). Además siempre ha explicado que hay que mirar el vaso medio lleno, que esto se produce en un nuevo contexto de la economía en que sus ratios macroeconómicos son bastante favorables (PIB, PMIS, empleo, resultados empresariales). Y por si fuera poco, se reserva el as en la manga, el famoso mantra de que si fuese necesario y las condiciones así lo aconsejan, el programa QE se mantendría e incluso se podría incrementar su volumen y cuantía, o su duración, o ambas cosas a la vez. En realidad básicamente esto dependería de la evolución de la inflación.
Es cierto que una mayor fortaleza del euro supone toda una amenaza en ciernes para el BCE, porque si ya de por sí está fuerte, la retirada del QE favorece a la divisa comunitaria, con lo que el riesgo está ahí. Es por ello que la presumible fecha para asistir a subidas de tipos de interés en la eurozona se aleje (porque también fortalecería al euro), de manera que el 2018 parece poco probable, habría que irse al 2019 como mínimo.
Me gustaría comentarles algunas cuestiones del sector bancario español. Y es que la entrada en vigor de la nueva normativa de provisiones y los stress test que se realizarán en 2018 a las entidades bancarias puede generar cierto temor en el sector, principalmente por la exposición de los bancos españoles al ladrillo y por el volumen de préstamos fallidos.
Sí, un nuevo stress test en 2018, parecido en esencia al realizado en el 2016, aunque con la novedad de las nuevas reglas de provisiones, hecho que penalizará más a nuestros bancos que al resto de bancos europeos. Pero como vengo comentando estos años, los stress test tiene poca credibilidad.
Así es, en 2010 fue un fracaso, ya que poco después el sistema financiero de Irlanda cayó y eso que aprobó con nota. En 2011 más de lo mismo, Dexia aprobó con nota y al poco tiempo el banco belga también cayó. En 2016 se realizó a 51 entidades financieras y sólo fallaron dos. Los seis bancos españoles que participaban superaron el examen, siendo Banco Popular la entidad española que pasó el examen de manera más ajustada. Creo que no hay que añadir mucho más, ¿verdad?
Ismael de la Cruz
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