Exceso de confianza, invertir sólo en activos que conoce y la aversión a reconocer las pérdidas y cortarlas a tiempo, son algunos de los principales errores que cometen los inversores, que se dejan guiar por las emociones. Así se puso de manifiesto ayer en la presentación del estudio Behavioral Finance: ¿por qué los inversores se comportan como lo hacen y no como deberían?, organizada por Bolsas y Mercados Españoles (BME).
Euforia y pánico
Comprar a precios desorbitados en momentos de euforia y vender en momentos de pánico son tópicos a la hora de invertir y pueden dar al traste con la rentabilidad de la cartera.
Riesgo y lotería
Los inversores son amantes del riesgo cuando existe una probabilidad, aunque sea muy pequeña, de ganar una cantidad elevada. Esto justifica por ejemplo la compra de billetes de lotería, cuyo precio es mayor que el resultado esperado, según explicó ayer la catedrática Natividad Blasco, de la Universidad de Navarra.
Aversión a las pérdidas
Los inversores son aversos al riesgo si existe una probabilidad, aunque sea muy pequeña, de perder una cantidad significativa. Por eso, los ciudanos prefieren pagar un seguro que todas las consecuencias económicas de un siniestro, por ejemplo. «Sufrimos más con las pérdidas de lo que disfrutamos con el beneficio», aseguró ayer Enrique Castellanos, responsable de Formación del Instituto BME. Apuntó que «necesitamos entre 2 y 2,5 veces de exceso de ganancia para arriesgarnos a perder».
Explicó la importancia de cortar las pérdidas y dejar correr los beneficios. A la hora de invertir hay varios niveles de pérdidas y cuando no respetamos los stop llega un momento que las pérdidas que toleramos son muy elevadas. Pero recuerda que «perder un 50% es sencillo y que para recuperarlo hay que subir un 100%, y eso es muy difícil». Los inversores aversos al riesgo suelen vender rápido a poco que ganan y mantener las pérdidas mucho tiempo.
Exceso de confianza
Uno de los sesgos que juega en contra de muchos inversores es que sobrestiman su habilidad para predecir, valorar activos y tomar decisiones. Suele tener como consecuencia que infravalora los riesgos y que además realiza más transacciones de las necesarias. «Es lo que suele generar burbujas como las puntocom», apunta Blasco. Esta confianza lleva a una ilusión de control.
La CNMV advierte en su guía Mecanismos psicológicos que intervienen en la toma de decisiones de inversión, que hay que evitar un exceso de operaciones en un intento de «ganar al mercado» y recuerda el riesgo de las inversiones especulativas. No obstante, la visión de un inversor value es diferente, ya que tiene que ser capaz de mantener sus convicciones contra la opción del resto. «Y no es fácil», reconocía yer Mayte Juárez, de Cobas AM.
Concentración
Se conoce como dotación y es cuando se valoran más las inversiones que ya tiene que las que pueden ser atractivas. Esto lleva a mantener carteras con riesgos inapropiados, lo que afecta negativamente a la diversificación, y a mantener títulos con pérdidas.
Remordimientos
La aversión al remordimiento hace que el inversor tenga miedo a las consecuencias negativas. Esto le lleva a tener una cartera muy conservadora, con menor rentabilidad a largo plazo. También hace que sea proclive a mantener activos en pérdidas. Si el lema del mercado es comprar barato y vender caro habría que invertir en Bolsa en momentos bajistas. Pero las emociones llevan a lo contrario .
Familiaridad
Los inversores prefieren mantenerse en la zona de confort en vez de considerar posibilidades de cambios en la cartera que supongan mejores alternativas de inversión. Suelen apostar por los activos que les resultan más conocidos, lo que lleva a invertir excesivamente en activos nacionales. Son algunos de los sesgos y emociones que influyen en las decisiones de inversión.