Si hay una palabra que parece describir el mercado de valores de Estados Unidos en 2017 es esta: tranquilidad. La volatilidad ha estado ausente de Wall Street este año, con el índice VIX negociando cerca de mínimos históricos y rara vez acercándose a su promedio de largo plazo. Pero hay algo que está cambiando.
El índice de referencia S&P 500 estableció recientemente un récord de días sin corregir un 3% y desde el 14 de noviembre no ha cerrado con una caída del 0,5% diaria, la racha más larga desde 1968, según datos de LPL Financial.
Sin embargo, bajo los movimientos diarios de los principales índices, las cosas han sido mucho más dramáticas, con acciones individuales que ya no marchan al unísono con el mercado en general, como ha sido en gran parte el caso durante años.
«La elección de Donald Trump conmocionó a los mercados de valores de EE.UU. de vuelta a la normalidad», escribió Nicholas Colas, cofundador de DataTrek Research. «Antes de noviembre de 2016, las correlaciones de los sectores en Estados Unidos eran obstinadamente altas».
La correlación se refiere al grado en que dos valores diferentes se mueven en tándem. Algunos pares de activos – por ejemplo, las acciones de energía y el precio del petróleo crudo – tienden a estar altamente correlacionados, aunque es menos común que las acciones individuales sigan los movimientos de un índice amplio durante un período prolongado, en lugar de moverse sobre sus propios fundamentos.
En los últimos 10 años, sin embargo, las correlaciones han sido notablemente altas ya que la recuperación desde la crisis financiera fue como una marea creciente que impulsó a todos los barcos. Según el análisis de DataTrek, las correlaciones promedio del sector fueron del 81% entre 2012 y octubre de 2016. Sin embargo, el mes pasado llegaron al 37%, el nivel más bajo desde la crisis.
«Teniendo en cuenta tanto al presidente Trump como a la postura del Partido Republicano sobre la desregulación, supongo que los mercados de acciones ven al gobierno actual como uno más proclive a dar resultados económicos diferenciados», escribió Colas.
Según los datos de S&P Dow Jones Indices, la correlación para el S & P 500 fue de 0.06 en octubre. Una lectura de cero no indicaría correlación alguna, mientras que una lectura de 1.0 representaría una correlación perfecta entre el índice y sus valores subyacentes.
«La correlación promedio de octubre entre los componentes del S & P Global 1200 fue la más baja en al menos una década, mientras que la volatilidad del índice en siete de los 18 índices incluidos en nuestro informe también registró mínimos de 10 años», se lee en el informe.
En un ejemplo notable de divergencia de las acciones individuales, el componente del Dow General Electric ha caído más de 43% en lo que va del año, en comparación con el aumento del 18.5% del promedio del DJIA.
Una bendición para los gestores de activos
Una consecuencia de un mercado con correlaciones más bajas es que podría ser más fácil para los administradores de activos – que crean carteras seleccionando valores de forma individual – ofrecer un mejor rendimiento que los fondos pasivos, que imitan a los índices manteniendo las mismas acciones que ellos, y en la misma proporción . El desempeño activo ha sido calamitoso en la última década, con pocos gestores capaces de vencer consistentemente a un mercado que crece tan amplia y consistentemente.
Debido al bajo rendimiento y las comisiones más altas de los fondos activos, en relación con sus equivalentes pasivos, los inversores se han estado moviendo hacia los productos indexados. Según los datos de Morningstar Direct, los fondos pasivos de acciones estadounidenses – incluidos fondos mutuos y fondos cotizados – han visto entradas netas de 27.560 millones de dólares en lo que va del año, mientras que los fondos activos han visto salidas de 18.80 millones.
Esta tendencia ha despertado algunas preocupaciones, y los críticos de la inversión pasiva argumentan que si cada inversor compra las mismas acciones en la misma proporción, eso llevará a que los valores individuales tengan un precio incorrecto, ya que no se evaluarán sus fundamentos. Robert Shiller, el profesor de economía de Yale, ganador del Premio Nobel, comparó la inversión pasiva con el «libre aprovechamiento del trabajo ajeno» en una entrevista con CNBC a principios de esta semana.
«La fortaleza de este país se construyó sobre personas que observaban empresas individuales. Tenían opiniones sobre ellas. Toda esto de la inversión en índices, está diluyendo un poco nuestro intelecto. Se convierte más en un juego», dijo.
La inversión pasiva comprende aproximadamente el 35% del mercado de acciones de EE.UU. frente al 15% en 2002, según datos de Toroso Investments Research.
Las correlaciones decrecientes, que están llegando en un momento de altas entradas a fondos pasivos (y salidas de fondos activos), debilita este argumento. Los gestores activos, en teoría, ahora tienen mejores probabilidades de encontrar acciones infravaloradas o de posicionarse de otro modo para aprovechar lo que Colas denominó «resultados económicos diferenciados», obteniendo mejores resultados que el mercado general.
Hay indicios de que esto ya ha comenzado y los fondos de activos ya están comenzando a comportarse mejor que el mercado.
«En los últimos cinco años, el valor proporcionado por las estrategias activas y sofisticadas de asignación de activos en relación con las pasivas y simples parece haber desaparecido», decía un informe de investigación de Hermes Investment Management. «Nuestro análisis sugiere que el valor es cíclico y tiende a ser mayor durante los puntos de inflexión del mercado. Por lo tanto, en el contexto de la asignación de activos, un cambio integral a estrategias pasivas conllevaría el riesgo de ser cortoplacista».
Otra consecuencia es que la volatilidad del mercado podría mantenerse baja mientras las correlaciones disminuyan.
«Las correlaciones son la ‘salsa secreta’ en la volatilidad del mercado de acciones», escribió Colas. «Cuando las correlaciones son altas, la volatilidad se incrementará porque los sectores tienden a moverse en la misma dirección. Cuando los sectores se mueven de manera más independiente, la volatilidad real disminuye ya que los ganadores compensan a los perdedores».
Añadió que sería difícil para el VIX aumentar mientras las correlaciones se mantengan en sus niveles actuales. «En pocas palabras: hay que dejar de esperar que el VIX vuelva a subir hasta 15 o 20. En ausencia de un shock, eso no sucederá en el corto plazo».
Fuentes: Ryan Vlastelica – MarketWatch
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa