La última encuesta realizada por Bank of America Merrill Lynch entre los gestores de fondos refleja que no existe todavía temores digamos preocupantes, de hecho la liquidez de sus carteras ha caído a mínimos de los últimos cuatro años. Es decir, este informe refleja que la liquidez de las carteras de los gestores se ha reducido al 4,4% de media, en lo que supone el dato más bajo desde el año 2013 (si nos vamos a Europa, la caída es al 3,7%).
Y es que las Bolsas mantienen el optimismo en base a una serie de factores:
- – Los resultados de las compañías que están batiendo récords.
- – La evolución de las economías en general.
- – La labor de los Bancos Centrales.
Pero el mercado más importante de Europa, Eurostoxx (futuro), ha dado el primer aviso de debilidad al perder hace pocos días la zona de los 3588 puntos.
Y en lo relativo al dólar, decir que el Informe Commitment of Traders COT, de CFTC (Comisión de Operaciones con Futuros y Materias Primas), que indica el número de contratos largos y cortos y el interés abierto en diversos mercados, refleja que los cortos en el dólar se van reduciendo.
Este informe se publica cada viernes, tiene 3 días de retraso y abarca datos hasta el martes anterior.
De todas maneras, el billete verde está acusando los problemas que está teniendo Trump para sacar adelante su prometida reforma fiscal.
Hoy me gustaría hablarles de la psicología de masas (inversores) y el papel clave de las expectativas, porque es precisamente ello lo que mueve los mercados. Da igual cómo sea la realidad económica, es la percepción y las expectativas de los inversores lo que importa, lo que hace subir o caer a un mercado en concreto o a los mercados en general.
Les comento un poquito más de todo esto con el ejemplo del dólar. La divisa norteamericana venía depreciándose frente al euro (eur/usd subiendo) desde hace meses porque la FED no terminaba de dejar claro si mantendría su hoja de ruta de subidas de tipos de interés en el 2017. Entre esto y que finalmente no pudo llevarla a cabo, el billete verde se mantuvo prácticamente en el año más débil que el euro, la expectativa de la masa inversora era clara: esperaban que la FED tuviese que modificar su plan inicial y renunciar al número de subidas de tipos de interés planeadas en su momento.
En una segunda fase, en la recta final del verano, las expectativas de la masa inversora cambiaron. La FED comenzó a intensificar el mensaje de que en diciembre subirían las tasas de interés y que esto sólo sería el inicio de una fase de ascensos que se completaría a los largo del 2018 con 2-3 incrementos más. Este hecho hizo reaccionar a los inversores y el dólar pasó a fortalecerse frente al euro (eur/usd caía).
Pero en la tercera etapa, que es donde nos encontramos, las expectativas de la masa inversora se han encontrado con un problema, la reforma fiscal de Trump. Esta medida, una de las estrellas en la campaña electoral, está teniendo más problemas de lo pensado para salir adelante, y teniendo en cuenta que seguramente favorezca al dólar, es normal que todo retraso o impedimento para que vea la luz redunde en negativo para el billete verde, de ahí que eur/usd vuelva a subir.
Les expongo a continuación tres ideas sencillas y básicas a tener siempre en cuenta:
- La primera idea es que los inversores actúan en los mercados financieros básicamente en función de previsiones y expectativas. Al margen de momentos de euforia, alegría, optimismo, temor, miedo, pesimismo, son las expectativas lo que realmente cuenta, así de fácil.
- La segunda idea es que un mercado para subir necesita un aliciente para los inversores, bien sea real (un hecho objetivo y oficial que se acaba de producir) o bien sea potencia (un hecho que se considera que se producirá, la expectativa es clara y el mercado comienza a descontar su próxima materialización).
- La tercera idea es que a los inversores no se les puede incentivar con milongas. Una expectativa es suficiente para poner en marcha la maquinaria y que los inversores se animen, compren y el mercado en cuestión suba. Pero toda expectativa tiene un poder limitado, la acción genera una reacción que no es ilimitada, y cuando va perdiendo fuelle se requiere de otra nueva expectativa o bien de un reforzamiento cualificado de la primera. Si no se produce una de estas dos causas, la expectación pasa directamente a materializarse en decepción, lo que generalmente se traduce en caídas en los mercados con una intensidad mayor que la subida precedente.
Todo esto de la psicología de masas y las expectativas se puede entender muy bien en algo que sucede habitualmente. Se publica un dato que sale mejor que el publicado el mes anterior y en cambio el mercado reacciona negativamente. ¿Motivo? La expectativa era que saliese incluso mejor y al no ser así tenemos caídas. Lo mismo sucede al contrario, un dato negativo pero que al ser menos malo de lo previsto, el mercado reacciona al alza. Incluso el efecto correlativo también entra aquí en escena, un dato sale positivo, también mejor de lo previsto, pero el mercado cae porque de manera indirecta puede hacer que el Banco Central adopte una medida contraria al mercado en cuestión.
Ismael de la Cruz
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