Que la política monetaria de los principales bancos centrales está cambiando (caso de la Fed) o va a cambiar (le seguirán el resto más pronto que tarde) es algo que los mercados asumen de manera diferente, incluso incoherente. Hay exageraciones, como siempre, y, también, omisiones notables. Sabemos que la política monetaria ha sido clave para amortiguar hasta el momento los riesgos financieros y económicos. Sabemos, también, que llega un momento en que las medidas monetarias extremas se pueden convertir en un riesgo adicional. Es importante en este sentido que la política monetaria no sea la excusa para no tomar medidas de ajuste. Premisas en las que todos los sabios están de acuerdo. La Fed de Estados Unidos ya lleva tiempo en otro camino, en el de la normalización y, hasta ahora, los mercados no han sucumbido presa de la histeria, sino todo lo contrario ¿Por qué los mercados, el mundo del dinero va a tener miedo al cambio de sesgo en Europa? ¿Nos consideramos más débiles, inferiores?. Veamos el siguiente enlace, ilustrativo para saber qué hace con nuestro dinero:
“Los mercados nunca empiezan a ajustarse cuando ven la luz al final del túnel, sino cuando aún está oscuro”. Esta frase es de Bruno Crastes, consejero delegado y fundador de H2O, boutique afiliada a Natixis Global AM y especializada en una gestión top down, sin restricciones y con enfoques global macro y de retorno absoluto. Crastes considera que el momento descrito se corresponde con la actualidad en lo que respecta al menos al progresivo ajuste en las políticas monetarias del mundo desarrollado: mientras que la Reserva Fedal ya suma dos subidas de tipos este año – y el mercado descuenta al menos otra en 2017-, el BCE empezó el mes pasado a cambiar su política de comunicación para preparar a los inversores para el final de su programa de estímulos cuantitativos, escribe Cecilia Prieto en Funds People.
A partir del análisis sobre el sentimiento de mercado (mediante el estudio de los flujos hacia clases de activos) que incorpora H20 a su proceso de inversión, el experto dispone de datos para afirmar que, típicamente, “los inversores no venden sus bonos cuando creen que van a subir los tipos de interés, sino cuando concluyen que los tipos no van a bajar más”. En este sentido, el BCE dejó claro en su reunión de junio y posteriormente en el Fórum que organizó en Sintra (Portugal) que no volvería a modificar los tipos de interés a la baja. Dicho con palabras del inversor, “Draghi ha dicho a los inversores que la fiesta se ha acabado. Pero esto no significa que empiece a echar ya a la gente, sino que pondrá la música más baja”.
Juego de percepciones
Para Crastes, la clave para poder desarrollar estrategias de retorno absoluto con la que generar alfa en este entorno se remite al juego de percepciones presente en el mercado: “Los mercados no son cuestión de hechos sino de percepción, son el resultado de una suma de comportamientos”.
La conclusión a la que ha llegado el equipo de H20 es que, desde 2008, “las percepciones de los inversores no han sido libres, sino que han estado limitadas; los inversores no pueden hacer lo que les dice su percepción porque tienen obligaciones que cumplir, y esto es una gran oportunidad para quienes lo entiendan”. Crastes pone como ejemplo de esta conducta a los inversores que siguen comprando bonos con tipos negativos, a pesar de que la percepción general del mercado esté indicando una recuperación de la inflación. “El entorno actual es reflacionario y eso no es bueno para los bonos. Este ajuste en la mentalidad va a llevar tiempo”, afirma el experto.
Las sucesivas regulaciones aprobadas desde 2008 también están pesando sobre las percepciones de los inversores: “Las normas en torno a la inversión se han confeccionado en torno a la idea de que el peligro número uno es la deflación. Los bancos centrales salvaron al mundo en 2008 y los reguladores crearon un marco para evitar que se repitiera esa crisis. Pero esta actuación ha dado como resultado una mala asignación de activos, ya que las percepciones de los inversores han estado limitadas por una regulación que lucha contra la deflación”. Por estos motivos, el consejero delegado de H20 afirma que “los inversores no están preparados en absoluto para la inflación”.
El experto no tiene problemas en afirmar que se siente pesimista con la actuación de la industria de activos en los últimos años: “La crisis ha hecho mucho daño a la economía real, pero los inversores se han enriquecido. Quizá ahora la industria de gestión de activos se vea dañada por la subida de la inflación, porque lo cierto es que va a haber más inflación. Es por eso que las rentabilidades están siendo tan mediocres, es una cuestión aritmética”.
De hecho, el experto afirma que ya se observa la caída generalizada de los rendimientos en EE.UU., donde los hedge funds llevan varios años sin ser capaces de batir en rentabilidad al S&P 500: “Vemos mucho estrés en EE.UU. El crecimiento orgánico es muy bajo, y si se le restan las comisiones de gestión esto explica que muchos gestores estén en negativo”.
La mala noticia es que Crastes prevé que esta situación se repita en Europa: “La zona euro se está dirigiendo a la misma tendencia. Empezaremos a ver gestores con rendimientos negativos para finales de este año”. Su tesis es que, “cuando el BCE empiece su tapering, el crecimiento orgánico se irá a negativo y esto será muy dañino para la reputación de los gestores”. El experto concluye que “son momentos complicados, especialmente para el inversor final”, de ahí que en el futuro una correcta selección de fondos y activos se volverá fundamental para preservar los rendimientos.
Mar Revuelta
La Carta de la Bolsa