Alemania ha vuelto a arremeter contra el BCE utilizando sus principales resortes (Tribunal Constitucional, Bundesbank y el ministro de Finanzas Wolfgang Schäuble). ¿Tienen razón?
Todos sabemos que el Banco Central Europeo comenzó a primeros del 2015 un programa de compra de deuda, adquiriendo más de dos billones de euros, de los que 1,66 billones son títulos de deuda pública, que la entidad sigue comprando bonos (60.000 millones de euros mensuales) como mínimo hasta que acabe el año 2017 y que pronto deberían de anunciar cuándo y cómo van a empezar a reducir el ritmo de compra.
Pues bien, no les digo nada nuevo si les comento que Alemania sigue bastante enojada con Draghi por las políticas monetarias (programa QE y bajos tipos de interés). Ellos piensan y así lo dicen cada dos por tres que todo ello suponen una expropiación de parte del ahorro de los alemanes en detrimento de los países periféricos, lo llaman un flujo de capital desde Alemania al sur de Europa.
Alemania siempre ha sido crítica con el BCE. Una primera crítica es el hecho de que la entidad mantenga los tipos de interés en niveles muy bajos, algo que en el país germano lo ven como un robo a los ahorradores. The Wall Street Journal lo explicaba muy bien al afirmar en una editorial que en Alemania, donde muchos equiparan la inversión en acciones con la especulación y consideran el ahorro como un bien moral, los bajos tipos de interés desatan duras protestas por lo que muchos llaman la expropiación del ahorrador, ya que piensan que las tasas de interés cerca de cero representan una transferencia de riqueza desde la clase media hacia los adinerados y desde los trabajadores alemanes hacia las economías del sur de Europa.
Es cierto que unos tipos de interés tan bajos, máxime por debajo de la inflación, afecta negativamente en el dinero de los ahorradores, pero digamos toda la verdad, gracias a los bajos tipos de interés en Alemania se han visto favorecidos los sectores de la vivienda y la construcción y las exportaciones alemanas han recibido un buen impulso.
En definitiva, el hecho de que el BCE fuese creado usando como modelo el Bundesbank alemán con el objetivo de mantener baja y controlada la inflación en torno al 2%, es como si hiciese pensar a los alemanes que pueden exigir a su antojo.
Pues bien, estamos ya en campaña electoral para los comicios germanos del 24 de septiembre y cómo no, es buen momento de volver a atacar al BCE, esto funciona así y los germanos lo practican con bastante asiduidad. Alemania ha vuelto a lanzar duros ataques contra los estímulos de la política monetaria del BCE. De hecho, el Tribunal Constitucional alemán ha emitido una resolución judicial en la que cuestiona la legalidad del programa de compra de deuda, ya que considera que el BCE se extralimita en sus funciones al comprar activos de países endeudados y piensa además que se trata de una vulneración de los tratados europeos que prohíben expresamente financiar a los Estados. Y como no podía ser de otra manera, el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble también aprovechó para arremeter contra los bajos tipos de interés que considera muy perjudiciales para los ahorradores alemanes.
Al margen de lo que diga y piense Alemania, es cierto que existe un riesgo por mantener por un elevado periodo de tiempo medidas no convencionales, en el corto plazo pueden mostrar optimismo pero más adelante pasan a ser parte del problema (por no decir de nuevos problemas) en vez de ser parte del remedio.
Ismael de la Cruz
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