Los bonos se ponen nerviosos en medio mundo y las Bolsas se tambalean, tan felices como estaban inhalando el gas de la risa. «Desde el estallido de la Gran Crisis en 2009, la Reserva Federal comenzó a lanzar billetes y más billetes desde helicópteros y aviones hasta engordar su balance a niveles desconocidos. Los datos son irrefutables. El balance de la FED sumaba 900.000 millones de dólares en 2006, equivalente al 6% del PIB. En la actualidad alcanza los 4,5 billones, el 24% del PIB. Esta expansión de dinero ha provocado fuertes subidas en Wall Street, bonos e inmuebles. Las valoraciones alcanzadas son históricamente altas. A la impresión continuada de dinero por parte de la Reserva Federal, a la que luego siguieron el Banco de Japón y el Banco Central Europeo, muchos analistas la han denominado como gas de la risa. Muchos se preguntarán en que consiste. Leemos un retazo de la revista Muy Interesante: «El óxido nitroso, popularmente conocido como gas de la risa, se ha convertido en los últimos años en una de las drogas lúdicas más populares en clubes, discotecas y fiestas privadas de Europa. Los jóvenes se pasan globos llenos de este gas incoloro para inhalarlo dos o tres veces y experimentar cierta embriaguez o una sensación de bienestar y alegría. Aunque el efecto suele prolongarse como máximo tres minutos, su consumo continuado no sólo crea adicción -como cualquier otro estupefaciente-, sino que también puede dañar la médula espinal…»
«Esta secuela se debe a que el óxido nitroso bloquea la acción de la vitamina B12. Además, las sobredosis causan desmayos y hasta paradas respiratorias. El gas hilarante fue descubierto a finales del siglo XVIII por el químico británico Joseph Priestley, pero sólo a partir de 1840 empezó a emplearse como anestésico en medicina, uso que se le da en la actualidad…»
«Esto es lo que pasa en los mercados: quieren más y más y desprecian los razonamientos de personas sabias que dan sabios consejos ¿Y qué dicen los sabios? Consideran que la Reserva Federal ya ha comenzado a plantearse el tamaño de su balance. Este mismo año podría decidir una reducción, que el mercado esperaba para la próxima década. Añaden que esta medida, de producirse, tendría consecuencias más negativas que las derivadas de posibles alzas 2, 3 o 4 veces los tipos de interés. De ser así, podríamos asistir a la caída de los precios de muchos activos, en orden directamente proporcional al de las subidas previas de los mismos…»
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John J Hardy, director de estrategia en divisas de Saxo Bank dice que la reacción del mercado de ayer fue debida a que confundieron la narrativa del día anterior: se juzgo que se hablaba de la retirada lenta pero persistente de la política de los bancos centrales globales y que era hora de reevaluar la actual complacencia generalizada.
Esa narrativa fue impulsada por la inclinación de la actitud del presidente del Banco Central Europeo, Draghi, el martes, que parecía proporcionar la chispa para un movimiento global de riesgo-off que, además, se dio con la rara combinación de un día agudo en los bonos y acciones.
La acción de ayer, sin embargo, hizo poco para reforzar esa narración mientras que pronto vimos nuevos comentarios hawkish del banco de Inglaterra, donde el gobernador Mark Carney habló de un alza de tipos bajo las circunstancias concretas, justo después de una apelación dovish durante la semana simple pasada. Por otro lado, el consejero especial del Banco de Canadá, Lynn Patterson, agregó ruido con comentarios hawkish que están aumentando rápidamente las probabilidades de una subida de tipos en la reunión del 12 de julio.
A pesar de todo esto, los mercados de renta variable globales corrigieron el martes y los activos de riesgo se recuperaron casi sin cambios desde principios de esta semana.
¿Que sucede?
Si queremos juntar algún tipo de narrativa, quedaría así: los mercados sostienen la idea de que los bancos centrales desean hacer un cambio, alejándose de la política excesivamente acomoditicia sin asustar a los mercados, que son tan dependientes de la liquidez que aportan los bancos centrales.
Esto crea un juego cada vez más complicado, ya que los bancos centrales necesitarán constantemente «aumentar la dosis» si quieren ajustar las condiciones financieras lo suficiente para que el mercado entienda su postura. Al final, no habrá un término justo para todos y esto terminará de una manera muy fea, pero ¿cuál es la escala de tiempo?
Vamos a estar pendientes de la reunión del G20 de la próxima semana, pues en este encuentro pueden dar algunas pistas
Más allá del G20, esperamos con gran interés el informe del Departamento de Comercio de Estados Unidos sobre el déficit comercial del país. Podría haber fuertes implicaciones para los grandes exportadores del mundo, en particular China, Corea, Japón y posiblemente Alemania.
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa