¿Fijo unos objetivos más o menos tentadores?, ¿qué riesgo estoy dispuesto a asumir?, ¿me dejaré asesorar por expertos?, ¿con qué tipo de inversión me voy a sentir a gusto dado mi perfil moderado? Todas estas son cuestiones recurrentes en la mente del inversor que no quiere lidiar con una volatilidad desbordante ni tampoco pecar de excesivo conservadurismo.
Para evitar que estos inversores más moderados se equivoquen, Santiago Daniel, director de Productos de Inversión de Deutsche Bank España, señala cuáles son los errores más frecuentes que se cometen.
1. No planificar la inversión
«Si se desconoce la situación de partida y no se sabe a dónde se va, probablemente se terminará en otro lugar del deseado», afirma Santiago Daniel. Todos marcamos objetivos, ya sea en nuestra carrera profesional, nuestra vida personal, nuestros estudios e incluso en relación a nuestros hobbies.
En la inversión, en función de la situación financiera inicial, de los objetivos, de las necesidades y del riesgo que se quiera asumir fijaremos las estrategias a corto o largo plazo. Se trata de conseguir el equilibrio entre los recursos y las necesidades a través del tiempo, para que la vida financiera del cliente sea lo más tranquila y rentable posible.
2. No atreverse a asumir riesgos
Un inversor moderado puede asumir una cierta volatilidad y, en el marco de la estrategia que se haya trazado, debe asumir algún riesgo para alcanzar una rentabilidad superior a la de los inversores muy conservadores. Según el experto, «al inversor medio español no suele gustarle el riesgo y prefiere recibir una rentabilidad reducida, pero un inversor de perfil moderado debe saber que sí puede permitirse un cierto grado de riesgo y volatilidad, siempre dentro de su perfil y de la estrategia que se haya trazado».
«Al no tratarse de un inversor experto, es recomendable encauzar esta exposición a activos como la renta variable a través de fondos de inversión, en los que es un profesional quien gestiona la cartera», explica Santiago Daniel.
3. Ser impaciente
La gran mayoría espera una «gratificación instantánea» y acaba pecando de impaciente. Invertir requiere una buena dosis de paciencia. Se debe ser muy disciplinado y seguir fielmente los criterios de riesgo y los objetivos fijados en un principio. «Hay que tener en cuenta el tiempo que debe transcurrir para evaluar el acierto de las inversiones», afirma Daniel.
«El inversor no debe dejarse llevar por las noticias económicas o los titulares de prensa», añade. Una de las máximas de mercado reza «a mayor plazo, menor riesgo».
4. Poner todos los huevos en la misma cesta
El inversor que más posibilidades tiene de sortear los obstáculos, la volatilidad y los ciclos negativos es el que ha diversificado, no el que ha apostado ciegamente por un determinado activo. Esta diversificación puede hacerse, en el caso de grandes patrimonios, con diversidad de productos financieros, pero los pequeños ahorradores también deben diversificar.
«Para un ahorrador de perfil moderado, con un capital medio para invertir, es aconsejable apoyarse en productos que en sí mismos ya le ofrezcan la diversificación que necesita», explica Daniel. En un entorno de bajos tipos de interés y depósitos sin rentabilidad, «para este inversor moderado que puede asumir un cierto grado de riesgo, en estos momentos aconsejamos los fondos multiactivo de alta calidad, en los que un gestor de probado éxito puede distribuir la inversión con gran flexibilidad en todo tipo de activos, lo que les permite aprovechar los movimientos de los mercados», afirma Daniel.
5. No tener en cuenta el efecto fiscal ni las comisiones
Para maximizar el rendimiento de las inversiones es necesario tener en cuenta cómo tributa cada producto financiero y qué comisiones se pagarán. «El inversor debe tener en cuenta que tributará en el ejercicio fiscal correspondiente los rendimientos de depósitos y dividendos, así como los beneficios obtenidos por la venta de acciones. Los fondos de inversión, sin embargo, permiten diferir en el tiempo el efecto fiscal porque no se tributa por traspaso.
Los productos de ahorro para la jubilación, por su parte, conllevan importantes ventajas fiscales que hay que tener en cuenta al realizar la planificación global de una cartera», explica Santiago Daniel. Respecto a las comisiones, «más que elegir un producto porque tenga menores comisiones, hay que comparar sus resultados después de las mismas. Un fondo con una comisión relativamente superior a la media, si sus resultados la justifican por su buena rentabilidad, merecerá la pena frente a un fondo barato con resultados mediocres».
6. Ignorar la tecnología
La tecnología se ha impuesto para numerosos procesos de negocio y comunicación. La digitalización de la banca ha supuesto también cambios en los comportamientos y actitudes de los consumidores.
«El cliente ya no visita con tanta asiduidad la oficina, puesto que realiza muchas de sus gestiones a través de internet», explica el director de productos de inversión, y añade que «para el inversor moderado, que no es experto pero que debe empezar a asumir algo de riesgo en aras de una mayor rentabilidad a largo plazo, es una gran ayuda, una forma fácil y cómoda de obtener información y de seguir sus inversiones».
7. Evitar a los expertos
Los inversores con éxito y experimentados reúnen información de varias fuentes independientes y llevan a cabo su propia investigación y análisis. Si no se es un experto, es recomendable dejarse asesorar por un profesional de las inversiones para que se convierta en un socio en la consecución de los objetivos.
«Igual que para construir tu casa confías en un arquitecto, para tu dinero existen asesores profesionales, bien dentro de la banca o independientes, que te ayudarán a definir tus metas financieras y obtener la rentabilidad que quieres para tus ahorros», afirma Santiago Daniel.