Hace unas semanas existía una creciente preocupación entre los inversores ante las noticias que apuntaban que el nuevo presidente de EE.UU., Donald Trump, tendría más dificultades de las previstas para sacar adelante su ambicioso plan de estímulo económico. Asediado por las noticias que apuntan a una relación “poco clara” entre su Administración y el gobierno ruso, el partido demócrata en su conjunto y parte del partido republicano, parecen comprometidos a no ponérselo fácil en su legislatura. La preocupación de los inversores estaba justificada, dado que las subidas de los últimos meses en bolsa se apoyaban precisamente por el plan fiscal de Trump, su repercusión en el crecimiento del país, y por extensión a nivel global.
Sin embargo, esa preocupación no se ha materializado en caídas en las bolsas. La renta variable estadounidense sigue en máximos históricos, y la europea, después de un excelente comportamiento en 2017, está consolidando lateralmente a la espera del siguiente impulso al alza. ¿Cuál es el motivo de este buen tono? Nicolás López de M&G Valores nos da la respuesta:
El hecho de que en general los índices mantengan el buen comportamiento pese a las cada vez menores expectativas de reformas significativas por parte de la nueva Administración norteamericana tiene en nuestra opinión una lectura positiva. No estamos ante una subida artificial de las cotizaciones forzada por medidas puntuales sino ante un ciclo alcista que se apoya en una fase expansiva sostenible de la economía global y, más recientemente, en los claros indicios de recuperación de los beneficios de las empresas tras varios trimestres de estancamiento. En estas condiciones la Bolsa podrá tener correcciones porque ha subido mucho en poco tiempo, pero la tendencia alcista se mantendrá a medio-largo plazo sostenida por la expansión económica.
Los movimientos de la Bolsa se han descorrelacionado en gran medida de las variables que le habían marcado el paso en 2015/16. Tanto el precio del crudo como la rentabilidad de los bonos se han estabilizado en los últimos meses en movimientos de rango mientras la Bolsa mantiene una clara tendencia alcista. Esto es un indicio más de que el entorno económico es ahora favorable para la Bolsa que ya no maneja los escenarios deflacionistas y de estancamiento que explicaba la estrecha correlación entre los movimientos del petróleo, China o los bonos con la Bolsa.
El principal a problema a corto plazo es que la subida ha sido muy intensa en los últimos meses y eso puede favorecer un proceso correctivo en cualquier momento, pero no creemos que el fin del ciclo alcista esté cercano todavía.
Los beneficios empresariales mantienen una dinámica muy positiva que se ha acelerado en el primer trimestre, en particular en Europa. En términos de PER ya no puede decirse que la Bolsa europea esté muy barata en relación a la norteamericana. Su descuento del 15% está en la parte baja de su rango desde 2005 y más o menos en su media histórica de largo plazo. En todo caso, creemos que el potencial de crecimiento de los beneficios en Europa en los próximos años es superior al de EEUU.
Nicolás López refuerza la idea, compartida por un gran número de inversores y analistas, que nos encontramos en una etapa alcista estructural en las bolsas europeas. Esto quiere decir básicamente, que las correcciones son para comprar, no las alzas para tomar beneficios.
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa