La Reserva Federal ejecutó el pasado mes de marzo su tercer subida de tipos dentro de este ciclo al alza. La gran pregunta que se están haciendo actualmente los inversores en renta variable es ¿cómo se suele tomar la bolsa las subidas de los tipos de interés? Un estudio realizado por Fidelity muestra que la respuesta a esta pregunta es “con calma”. Generalmente, los activos de mayor riesgo se han comportado bien durante los cinco anteriores ciclos de subidas de los tipos de interés. El S&P 500 registró un avance medio del 13,5%, mientras que los bonos de alto rendimiento de Estados Unidos ganaron un 7,3%. Incluso los bonos del Tesoro de Estados Unidos aguantaron, aunque sus ganancias medias caen hasta el 0,1% si se excluye el ciclo anómalo de 1997 (en el que los tipos solo registraron una subida de 25 puntos básicos). El estudio de la gestora muestra cómo se han comportado los activos estadounidenses durante los ciclos de subidas de tipos que han tenido lugar desde febrero de 1994.
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“Aplaudimos a la Fed por su coraje al continuar con la normalización de tipos y al disponer una política monetaria que sugiere al menos tres movimientos este año, en el camino hacia la normalización de tipos”, afirma Rick Rieder, director de inversiones de renta fija de BlackRock.
Es decir, que a la Fed le quedan – si se cumplen sus propias previsiones- otras dos subidas del precio del dinero por ejecutar este año. Rieder aprovecha el impasse actual para persuadir a los inversores de que abandonen dos suposiciones erróneas en torno a la normalización de tipos que se han extendido por los mercados.
Suposición #1: A los activos de riesgo les perjudica la normalización de tipos
Esta suposición se ha visto reforzada por la reciente corrección de la renta fija. Para desmontarla, Rieder aporta dos gráficos. En el primero, se puede observar la evolución de las expectativas sobre tipos de interés frente a la rentabilidad registrada por el S&P 500 entre junio de 2016 y marzo de 2017.
En el segundo, se observa la evolución del high yield estadounidense, el Nikkei japonés, el Dax alemán y el S&P 500 después del 21 de septiembre, fecha en la que coincidieron las reuniones mensuales de la Fed y del Banco de Japón (BoJ). En esas reuniones, la Fed habló sobre la posibilidad de una subida de tipos en diciembre, mientras que el BoJ introdujo la novedosa política del control de la curva para evitar la profundización de los tipos negativos. “Las acciones de los dos bancos dieron como resultado una inclinación de la curva de tipos”, recuerda Rieder. Su conclusión es que “la rentabilidad resultante de los mercados de activos de riesgo nos indica claramente que los participantes de mercado se sienten más que cómodos con la idea de una transición de la política monetaria a la fiscal y, de hecho, la buscan activamente”.
Suposición #2: La Fed está creando una política restrictiva
“Nada más lejos de la verdad”, declara el experto de BlackRock. Su punto de vista es que “la elasticidad de la sensibilidad de los tipos de interés no es lineal y de ninguna manera es simétrica a diferentes umbrales de niveles de tipos”. Es decir, que no se va a conseguir el mismo efecto al subir tipos desde niveles tan bajos que si lo hiciera por ejemplo desde el 4% al 6%, algo que sí supondría una mayor restricción de las condiciones financieras.
De hecho, Rieder opina que “mover los tipos reales desde niveles negativos a tasas modestamente positivas, como está sucediendo hoy, todavía es extremadamente acomodaticio y de apoyo para la economía y los mercados”. Además, considera que “acerca al sistema financiero a un punto de equilibrio”.
El director de inversiones no se queda ahí con sus afirmaciones. Añade que un movimiento de estas características “de hecho es sano para los mecanismos de trasmisión financiera, que han estado estropeados por unos niveles de tipos artificialmente distorsionados”. Pone algunos ejemplos: “La velocidad del dinero ha sido débil, los fondos de pensiones han sido perjudicados por tasas de descuento onerosas, las aseguradoras no han sido capaces de cubrir a los negocios a niveles razonables y los ahorradores han sido penalizados”.
Por tanto, si la economía estadounidense se dirige a un contexto de mayor normalización monetaria, con tipos fuera del área acomodaticia y dinámicas financieras que reflejen de forma más coherente los niveles de crecimiento económico e inflación, “estas influencias perniciosas deberían disminuir y puede que regrese la confianza en la inversión corporativa”.
La agenda de la Fed
Desde una perspectiva global, en BlackRock consideran que las recientes subidas de tipos de la Fed son «la primera fase de un ciclo en el que se verá a finales de este año que el BCE debate una política de tipos más normalizados, y en la que finalmente el BoJ pueda al menos expandir su rango objetivo de rentabilidad para el bono japonés a diez años”. “Según nuestra estimación, todos estos son progresos sanos para la economía global”, asevera Rieder.
Para el experto, el gran riesgo que se plantea en la actualidad es que “la política fiscal decepcione las embriagadoras expectativas que se han construido a su alrededor”. En su opinión, la transición de política monetaria a política fiscal ya está teniendo lugar en EE.UU., por lo que ahora es responsabilidad de la nueva Administración al frente de la Casa Blanca manejar los mandos de la recuperación.
“Si resulta que la política decepciona este año, podríamos ver que la Fed hace una pausa”, advierte Rieder. Su previsión es que el banco cental eleve la tasa oficial en tres o incluso cuatro ocasiones, “pero la carencia de una implementación política podría frenar severamente esas dinámicas”.
El director de inversiones se despide con una advertencia respecto a este último punto: “Pensamos que el proceso legislativo necesita tiempo para desarrollarse, pero las expectativas y el optimismo están siendo bastante altos, por lo que una decepción podría ser un puñetazo para los mercados”.
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa