«Nunca Banco Popular tuvo tantas posiciones cortas, el 11,5% de su capital. Nunca tuvo tantas recomendaciones (todas) en contra. Da la sensación que el banco vale cero patatero o menos que cero. O dicho de otra manera, que el Popular está peor que quebrado y que no hay dios que lo levante. Estos dos fenómenos, no obstante, son sus mejores aliados. Respecto a las posiciones cortas, como el caballo de Atila, lo mismo hunden un valor, que lo suben cuando recompran (efecto chimenea, del que hablo más abajo). El segundo asunto, el del cúmulo de recomendaciones supermeganegativas pone sobre la mesa otro fenómeno muy conocido en la Bolsa: el del efecto contrario ¿Más basura? La auditora del Popular, PwC ha advertido de la debilidad del nivel de capital del banco tras las pérdidas registradas el año pasado de 3.485,3 millones de euros y asegura que sus gestores contemplan «mecanismos de generación de capital inorgánicos», es decir, una ampliación de capital o una fusión. Más ampliaciones ya no caben. es absurdo después de los dos macrodesdobles anteriores. Apostamos por la fusión o por la venta. Pero hay tiempo, al menos 6 meses», me dice uno de los viejos lobos de la Bolsa española.
«Sí, seis meses, que es el tiempo, según Prensa, que se ha dado Emilio Saracho, el nuevo presidente, para poner las cosas en orden y levantar alfombras, cavar en el jardin y abrir todos los cajones y armarios», añade.
«¡Ay del efecto chimenea. Movimientos tan violentos como los vividos desde hace un par de sesiones, apenas unos segundos, en el corro del Popular, con tanta mierda como le llueve encima, delatan el fuerte peso que el préstamo de valores y las posiciones cortas en la Bolsa española. Cuando se cierran las posiciones (cortos) los efectos alcistas no tienen parangón, en un proceso inverso al de venta, que provocan efectos devastadores. A eso los especialistas lo denominan efecto chimenea, algo así como una poderosa succión que manda el humo (precio de las acciones) al cielo. Estos movimientos son de tal envergadura que sólo lo pueden desarrollar los potentes ordenadores, que son, a su vez, los mismos que tumbaron los precios antes. Esta forma de hacer es la típica de los hedge fund. Ahora que sacarle unos euros a la Bolsa se ha convertido en una misión imposible, la clave del éxito está en la anticipación al efecto chimenea. Para ello, hay que buscar los valores con mayor número de títulos vendidos o prestados y jugar en sentido contrario. Pero no hay que permanecer mucho tiempo en esta posición, porque suele ser costosa y, con frecuencia, requiere una larga espera, que sólo los operadores con nervios de acero pueden aguantar. En todos los movimientos desarrollados en los últimos años, el denominado común ha sido LA FALTA DE NEGOCIO. Recordemos que el Popular tiene más del 11% de su capital vendido en posiciones cortas ¡Un porcentaje de locura!«, remarca.
«Finalmente, hay leyes irrefutables en el comportamiento secular de las Bolsas. Una de ellas, quizá la más poderosa, es la del Sentimiento Contrario. Lo estamos viendo y sufriendo todos desde hace años. Recuerden que a principio del ejercicio todos los informes de estrategia situaba a la Bolsa en el primer puesto de la lista de recomendaciones. El fiasco, por ahora, es mayúsculo con el Ibex, por ejemplo, rozando tasas de rendimiento negativas. Cuando uno se aferra a esta Ley, a la el Sentimiento Contrario, debe medir muy bien el tiempo, los pasos, la coyuntura, el ciclo. Los gestores reducen su exposición al Popular hasta el nivel más bajo de su historia. En el mismo encuadre, se ha detectado una masiva venta de acciones. O lo que es lo mismo, las acciones del Popular han bajado, porque los que tenían miedo ya han vendido…», concluye.
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa