Con toda la atención dedicada a las intenciones políticas y las acciones del presidente Donald Trump, las cuatro reuniones de esta semana de los bancos centrales sistémicamente más importantes – el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón, la Reserva Federal y el Banco Central Europeo – han caído en el olvido.
Estas son las seis cosas que debe saber acerca de lo que es probable que ocurra y por qué (vía Mohamed El-Erian):
1. La menor atención a las políticas de los bancos centrales es comprensible. Después de demasiados años de excesiva dependencia de las políticas monetarias no convencionales, la capacidad de estas instituciones para mover significativamente la aguja económica ahora palidece en comparación con lo que los gobiernos pueden hacer – bueno y malo.
2. Los bancos centrales esperan, y esperan, que los gobiernos lleven a cabo su acción política. Lo más importante, al perseguir reformas estructurales favorables al crecimiento y al desplegar una política fiscal más activa donde haya espacio, los gobiernos pueden quitar buena parte de la excesiva carga de las políticas de los bancos centrales. Esto permitiría la gradual y ordenada normalización de la política monetaria, especialmente cuando los beneficios de las medidas no convencionales se disipan y los riesgos de daños colaterales y consecuencias no deseadas están aumentando.
3. Los bancos centrales también saben que los gobiernos, si optan por seguir políticas económicas contra el crecimiento como el proteccionismo y las guerras comerciales, pueden provocar que se enfrenten a desafíos políticos más difíciles: tener que contrarrestar la estanflación o la complicada combinación de Crecimiento y mayor inflación.
4. Aunque es probable que reconozcan un cambio de base a favor de una respuesta política más amplia, los bancos centrales creen que hay un considerable factor de incertidumbre sobre las perspectivas políticas. Como resultado, están ansiosos por mantener sus opciones monetarias. Con eso podemos ponderar que hay una preferencia a errar por el lado de permanecer demasiado laxo durante demasiado tiempo en lugar de terminar por tensar la política monetaria prematuramente.
5. Todo esto habla de la alta probabilidad de que todos los bancos centrales mantengan sus políticas sin cambios cuando sus comités de alto nivel se reúnan esta semana. Si hay un cambio de política monetaria – y ese es un si muy grande – vendría del Banco de Japón, que se ha vuelto incómodo en la medida en que su objetivo de tipos de interés está siendo cuestionado por el aumento generalizado de los rendimientos de la deuda pública global en las economías avanzadas.
6. Las previsiones económicas y de políticas monetarias también serán observadas de cerca. Una vez más, los bancos centrales buscarán orientaciones que mantengan sus opciones abiertas. Reconociendo una ligera mejora en las condiciones económicas y la esperanza de políticas gubernamentales beneficiosas, mezclarán el estímulo para la normalización de las políticas a más largo plazo con garantías de que están dispuestos a dar marcha atrás si fuera necesario.
Es improbable que las reuniones del banco central de esta semana sean importantes impulsores del mercado. Al igual que el resto de nosotros, las cuatro instituciones tratarán de determinar si, cómo y cuándo otras entidades de formulación de políticas pueden influir en las perspectivas económicas y financieras.
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa