Jess M. me dice que «la banca alemana no sólo es el Deutsche Bank y su pacto con las autoridades USA. La banca alemana está metida hasta el cuello en la ciénaga europea, con fuerte exposición a los países periféricos y ahora toca a retirada de todo lo que huela a Deuda Soberana Europea ¿Pero tendrá tiempo suficiente para reconducir sus balances? Durante casi una década, desde 2002 a 2010, los cambios en los depósitos en Alemania estaban altamente correlacionados con los cambios en los depósitos de algunos de los estados más pequeños de Europa, con economías más débiles -Portugal, Irlanda, Grecia y España (PIGS)-. Si los depósitos subían o bajaban en Alemania, también lo hacían en el mismo sentido en estos países. Pero en los últimos años eso ha cambiado. Los depósitos bancarios en Alemania han crecido, mientras que los de los PIGS han caído ¿Pero qué pasas con sus posiciones en la deuda griega? A ello se une el factor político. Este año celebrarán elecciones clave en Europa Alemania, Francia y Holanda. Teniendo en cuenta la sensibilidad creciente de los inversores a eventos de riesgo político, los estrategas de Amundi Valentine Ainouz y Bastien Drut analizan qué impacto pueden tener sobre los activos del sector financiero…»
En primer lugar, el dúo de expertos percibe un cambio de tendencia: “Generalmente, al mercado no le gusta el riesgo político. Sin embargo, a la luz de los acontecimientos recientes, debemos admitir que los inversores se están volviendo relativamente insensibles a este riesgo”. Un buen ejemplo de este cambio de actitud son los máximos renovados en Wall Street tras la victoria electoral de Donald Trump, o la reacción tan sólo moderada de los mercados a la victoria del “No” en el referéndum constitucional italiano.
La clave sobre lo que deben esperar los inversores en Europa es el debate subyacente sobre el proyecto europeo: “La historia puede desarrollarse en una dirección diferente en el caso de que se arrojen dudas sobre la cohesión de la eurozona, en caso de que fuera elegido un partido populista”.De materializarse este escenario -que el dúo de expertos considera poco probable, en todo caso- “las acciones del sector financiero serían duramente golpeadas por el aumento de la aversión al riesgo”.
Ainouz y Drut creen que el BCE podría responder a la escalada de riesgo político “mediante el incremento del tamaño de su programa QE”. “Mario Draghi especificó que si las previsiones se volvían menos favorables, el Consejo Gobernante podría buscar un incremento mayor del tamaño del programa”, añaden. Esta reacción, no obstante, podría ser contraproducente, “porque podría arrastrar la rentabilidad de los bancos”.
Buena muestra de este sufrimiento es que el índice Euro Stoxx Banks perdió más del 25% durante los tres primeros trimestres del 2016. “Este mal comportamiento puede ser explicado en parte por el entorno de tipos ultra bajos. La porción del mercado europeo de renta fija que ofrecía rendimientos negativos batió un nuevo récord del 45% en septiembre”, explican los expertos.
¿Qué bancos pueden salir más perjudicados?
A lo largo de todo el año, la banca italiana ha estado en el punto de mira de los inversores debido a su alto nivel de morosidad y préstamos incobrables. No obstante, los estrategas de Amundi opinan que“el sistema bancario alemán es particularmente vulnerable a este entorno” (de tipos bajos). Según datos de la Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés), el retorno sobre acción de la banca alemana fue de tan sólo el 2,6% durante el primer trimestre del año. “Esto le convirtió en el tercer país con peor comportamiento en la UE, sólo por detrás de Grecia y Portugal”, afirman Drut y Ainouz.
Los expertos indican que los problemas de la banca alemana no son actuales, sino que “la baja rentabilidad ya era un problema mucho antes de la crisis financiera” y la atribuyen a la propia estructura del sector: “La abundancia de cajas de ahorros y bancos cooperativos implica que Alemania tiene el sistema bancario más fragmentado dentro de la eurozona. En 2014, los cinco bancos de mayor tamaño tenían sólo el 32% de los activos totales en el sistema”, detallan.
Los estrategas delimitan dos consecuencias de esta alta fragmentación: “1) El entorno es altamente competitivo y arrastra los márgenes a la baja sobre préstamos al consumo y a empresas. 2) Hay un elevado coste de estructura. De acuerdo con el BCE, había un empleado bancario por cada 166 personas en la eurozona en 2014, en comparación con la proporción de uno por cada 127 personas en Alemania”.
Según los representantes de Amundi, “los tipos negativos han exacerbado esta situación”. De acuerdo con analistas de Deutsche Bank que citan para su estudio, la deducción del 0,4% del BCE sobre el superávit de depósitos le costarán al sistema bancario alemán 787 millones de euros sólo durante este año.
Mar Revuelta
La Carta de la Bolsa