«Asistimos en las Bolsas, desde hace un par de años, a un festival de inquietudes y sentimientos enfrentados sobre el devenir de los mercados. Sobre las excelencias o peligros que entraña el hundimiento de los precios del crudo y su posterior recuperación. Sobre el enquistamiento crónico de la Crisis en Japón. Sobre las vicisitudes en China, que solo el gobierno chino conoce. Sobre la falta de reformas estructurales en los Emergentes, esos países, en otras épocas llamados subdesarrollados, que hasta hace pocos meses nos iban a salvar y ahora piden ser salvados. Sobre el posible default de Rusia. Sobre el enésimo rescate a Grecia. Sobre las malas notas, malos alumnos, de Francia e Italia. Sobre la mejora de las condiciones económicas y laborales en España. Sobre las meteduras de pata de los gestores y analistas, que miran para otro lado cuando les recuerdas que los fondos que manejan no logran batir a los índices de referencia. Sobre tantas y tantas cosas. Un denominador común. La Bolsa es un mercado muy difícil y peligroso. De no ser así, como en tantas ocasiones he repetido, no habría taxistas, albañiles, periodistas, médicos, putas, camareros y miles de oficios más…»
«El comportamiento de la Bolsa en los últimos años me recuerda esa vieja frase de sabio maestro: nunca trates de coger al vuelo un cuchillo en caída libre. Un ejemplo que hace que mis dientes rechinen, pero es un gran ejemplo. Unos, los alcistas, se han hecho profundas heridas. Otros, los bajistas, casi se han cortado la mano al tratar de hacer lo contrario, al desobedecer al maestro…», me dice uno de mis gurus favoritos, que me envía el siguiente enlace:
La matemática de la inversión es poderosa e inmutable. Si un inversor pierde el 50%, necesita ganar el doble para recuperarse. Y en los mercados de capitales esto no es una tarea fácil. Si el inversor evita errores su rentabilidad total a largo plazo podría permitirle alcanzar sus objetivos y metas. Ted Samuels, gestor de renta variable de Capital Group, tiene una experiencia de 36 años en la industria. Durante ese tiempo ha aprendido valiosas lecciones que ha querido enumerar en forma de errores para ayudar a los inversores a evitarlos.
Error # 1: Desfase de la duración
Según explica, existe un desfase de duración sistémico a nivel global. Las personas físicas, las empresas e incluso los bancos centrales tienen objetivos y necesidades a largo plazo (a tres, cinco o diez años), pero todos ellos se han visto arrastrados por esta espiral cortoplacista que les hace pensar, obsesionarse y actuar a muy corto plazo. Los inversores de a pie y los profesionales se enfrentan a un constante tira y afloja. Para Samuels, es importante que den un paso atrás y reflexionen sobre el horizonte y el objetivo de inversión. “Las presiones a corto plazo obligan a los profesionales a pensar en cómo reaccionan las acciones en el periodo inmediato a la publicación de resultados trimestrales. Esto es todo lo contrario de cómo funcionan el gasto de capital, la I+D o la contratación de personal a largo plazo. Los gestores deben pensar con horizonte de largo plazo y su equipo y cultura centrarse en ello”.
Error # 2: Ver demasiada televisión
De acuerdo con el experto, la televisión se concentra tanto en el corto plazo y en las malas noticias que uno tiende a verse atrapado en una espiral enfocada en actuar de inmediato. “No hay nada como el análisis fundamental a largo plazo. Conocer a los sectores, los directivos, las empresas y sus competidores. Hay que pensar en las oportunidades, no de cara a los próximos dos o tres meses –o por desgracia, como actualmente, a dos o tres días vista-, sino a los próximos dos, tres o cuatro años. Esto ayuda a evitar gran parte del ruido que emite la televisión cada mañana”.
Error # 3: Concentrarse demasiado en la renta
Hoy en día, los inversores se enfrentan a un dilema global que obedece en gran parte a factores demográficos. “La primera hornada de baby boomers cumplieron 65 años en 2011. Este grupo de población crecerá de manera significativa en los próximos 15 a 20 años. Este grupo piensa –se obsesiona- sobre sus posibilidades para jubilarse y mantener su nivel de vida, en términos tanto nominales como reales y mantener su estilo de vida. Y lo hace en un momento en el que los planes de contribución definida y el ahorro son probablemente insuficientes. Hay una caza a la rentabilidad a nivel global frente a tipos de interés significativamente más bajos y rentabilidades por dividendo de la renta variable que también llevan años a la baja. Este grupo de edad se ha concentrado mucho en acciones que ofrecen un mayor yield, compañías de calidad, pero como todo el mundo el mismo resultado, las valoraciones de estas acciones han perdido mucho atractivo”.
Samuels considera importante mantenerse alejado de estas compañías, lo que no significa que los dividendos no sean importantes. “Son un factor relevante a la hora de invertir con éxito a largo plazo, pero no hay que concentrarse solo en estas que pagan dividendo, sino en aquellas que lo aumentan con el tiempo. Este subconjunto de acciones ha generado las mayores rentabilidades de inversión en periodos a largo plazo. Para elevar su dividendo en el tiempo, las empresas tienen que lograr mayores beneficios. Focalizarse en estas compañías es el mejor modo de resolver el problema del income”.
Error # 4: Seguir a la manada
Las presiones a las que se enfrenta el inversor, tanto particular como institucional, son intensas. Invertir conlleva muchas emociones, que se ven amplificadas por lo que se ven en los medios. “Mucha gente tiende a hacer lo erróneo en el momento equivocado. Unirse a los demás en la cima es tranquilizador: uno no se siente solo y participa en el impulso que genera la corriente. Vender en mínimos, cuando el miedo es mayor, desgraciadamente también resulta muy fácil. Ayudar a la gente a pensar en objetivos a largo plazo, a filtrar la volatilidad a corto plazo, la cacofonía de emociones y la avalancha de información y opiniones es muy importante. Hay que reconcentrarse en objetivos, lo cual ayudará a los inversores a alejarse cómodamente de las tendencias, de la manada, del ruido y de las emociones desbocadas. Se trata de ayudar al inversor a lograr sus objetivos. Esto no es tarea fácil, porque tal y como sugiere el análisis conductual, sumarse a la manada es muy reconfortante”.
Error # 5: No terminar la carrera
De todas las personas que Samuels ha conocido en su carrera, una de las que más le ha impresionado es Bob Kirby. “Se trata de una excelente persona y un inversor increíble. Una de las pasiones de Kirby era competir en coches de carrera. Le encantaba conducir y uno de los hitos de su vida fue participar en las 24 horas de Le Mans. La experiencia le encantó y de hecho lo hizo bastante bien en la carrera. A su vuelta, con su ingenio y perspicacia habituales, afirmó que para ganar uno tiene que terminar la carrera. Esto es igual de importante –sino más- a la hora de invertir. Es una travesía larga, agotadora, difícil e importante en la que nos hemos embarcado. Pensar en el largo plazo, intentar evitar errores y no acelerar en las curvas más arriesgadas, son formas importantes no solo de acabar la carrera, sino que también de ganarla. Pero se trata de una prueba de resistencia: requiere un enfoque a largo plazo, constancia, evitar correr riesgos adicionales en el momento erróneo y limitar la probabilidad de caídas”.
Mar Revuelta
La Carta de la Bolsa