Los inversores en acciones no parecen estar muy preocupados por el aumento de los rendimientos de los bonos. En cambio, están comprando renta variable y provocando que los principales índices europeos se dirijan a máximos anuales y Wall Street se anota máximos históricos de forma recurrente.
Pero ¿por qué no están preocupados por la subida de la rentabilidad de la deuda? Después de todo, sería natural temer que un rápido aumento de las tasas – el rendimiento de los bonos de EEUU a 10 años ha subido más de un punto porcentual desde el mínimo de verano y ya nadie piensa que el bund alemán vuelva a rendimientos negativos – pudiera ralentizar la economía. Los rendimientos aumentan a medida que bajan los precios de la deuda.
Las acciones se han recuperado sensiblemente desde la victoria de de Donald Trump el 8 de noviembre. El Euro Stoxx 50 ha subido cercad el 8 por ciento desde entonces y el Dow Jones coquetea con el nivel psicológico de los 20.000 puntos.
La respuesta, según muchos inversores, tiene que ver con el punto de partida de los rendimientos. La subida ha venido de niveles históricamente bajos. Un rendimiento del bono EEUU a 10 años cercano al 2,5% sigue siendo bastante bajo.
Burt White, director de inversiones de LPL Financial, comentó este mismo el martes y luego lo reflejó con el gráfico adjunto (vía MarketWatch).
Fuentes: Burt White, director de inversiones de LPL Financial – MarketWatch
White explica que, históricamente, cuando el rendimiento del bono de EEUU a 10 años es inferior al 5%, la correlación entre acciones y bonos ha sido positiva. Por encima del 5%, la correlación se vuelve negativa.
La correlación oscila entre -1 y +1. La correlación positiva perfecta (una lectura de +1) implica que cuando una acción se mueve hacia arriba o hacia abajo, el otro activo se moverá lo mismo en la misma dirección. Una correlación negativa perfecta de -1 significa que si una acción se mueve hacia arriba o hacia abajo, el otro activo se moverá en la dirección opuesta en la misma cantidad. Una correlación de cero significa que no hay correlación y que los movimientos de los dos valores son completamente aleatorios.
Esto sugiere que con el rendimiento del bono EEUU a 10 años cercano al 2,5%, los rendimientos de los bonos pueden seguir subiendo sin interrumpir el repunte de la bolsa.
Así que, aunque no hay que considerar el 5% de un número mágico, creemos que los rendimientos tienen espacio para moverse al alza antes de que se conviertan en preocupantes para el mercado de valores.
White también hace un argumento convincente en cuanto a por qué ese fenómeno se mantiene:
«A partir de los bajos niveles de rendimiento, el aumento de las tasas de interés tiende a reflejar las crecientes expectativas de crecimiento económico y los temores de la deflación se desvanecen. Y las pérdidas en los mercados de bonos pueden hacer que los inversores vendan bonos para comprar acciones.
A la inversa, a altos niveles de tasas de interés, el crecimiento económico ha sido acompañado por una inflación alta, que puede afectar negativamente al crecimiento económico y erosionar el valor presente de las ganancias futuras, algo negativo para los precios de las acciones como se observó a finales de los setenta.»
En otras palabras, es, en parte, por qué los rendimientos están aumentando en lugar del simple hecho de que estén subiendo. Ese es siempre un concepto que vale la pena recordar cuando se habla de cómo los movimientos en otros activos, incluyendo el dólar y el petróleo, afectan al comercio de las acciones.
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa