El presidente del instituto Ifo, Hans-Werner Sinn, afirmó en su momento que los países que atravesaran una situación delicada deberían de abandonar el euro de manera temporal para no arrastrar consigo al resto de miembros de la eurozona.
Se trataría de salir del euro temporalmente, y si pasado un tiempo, han cumplido las exigencias y deberes impuestos, así como las reformas solicitadas, podrían regresar a la divisa comunitaria.
Este señor es de los que pensaba que no tiene sentido ninguno seguir manteniendo a países zombis, aquellos que no quieren salir del euro por las consecuencias desastrosas que ello conllevaría, pero que en cambio quieren seguir en el status quo recibiendo ayudas e ingentes cantidades de dinero que seguramente jamás serán capaces de poder devolver. La lista comenzaría por Grecia y Chipre.
A raíz de todo lo acontecido a lo largo de la crisis y de incesante auge de los partidos populistas, es inevitable que muchas personas se hagan la siguiente pregunta: ¿merece la pena seguir dentro del euro o por el contrario sería mejor abandonar la divisa comunitaria?
Les voy a exponer las ventajas y los inconvenientes, de esta manera podrán juzgar ustedes mismos:
– Ventajas de salir del euro:
* Posibilidad de devaluar la moneda (en los años 90 devaluamos la peseta hasta en cuatro ocasiones).
* Aumentarían los productos exportados (vendidos) siendo más competitivos y se mejoraría la balanza comercial.
* Se podría fijar un calendario de conversión obligatoria de ciertos billetes, lo que aumentaría el consumo.
* El tipo de cambio más favorable para las economías de los países más cercanos a nosotros beneficiaría al sector turístico (una de nuestras fuentes de ingreso).
– Inconvenientes de salir del euro:
* Los inversores extranjeros demandarían una prima de riesgo mayor por invertir en España y pedirían pagos por adelantado.
* Salir del euro sería interpretado por el resto de la UE como una depreciación y perderían la confianza en nuestra economía.
* Podríamos quedar excluidos de las decisiones políticas, además de abandonar el BCE, Ecofin, etc.
* Sería más complejo recibir ayuda externa.
* Encarecimiento de la colocación de la deuda pública en los mercados internacionales.
* Fuga de capitales.
* Dificultad para financiar el déficit por cuenta corriente de la balanza de pagos.
En nuestro país hemos asistido (y por desgracia así seguiremos aún) a continuas quiebras de empresas. En esta materia, como en otras, tal vez nos viniese bien echar un vistazo a Estados Unidos y a cómo se regula y se trata allí este delicado tema.
En efecto, existen diferencias en Europa y en Estados Unidos respecto a la quiebra de una empresa que cotiza en Bolsa. En el país norteamericano, la quiebra de una compañía no supone que sea el final de esa empresa, cosa que sí sucede en Europa.
Por tanto, en Estados Unidos, la empresa sigue operando y mantiene su gestión, aunque entra en una moratoria de pago que le permite ganar tiempo para reestructurar toda su organización, pudiendo incluso acceder a nuevos créditos.
Allí existen 3 tipos de quiebras:
– Quiebra de Liquidación: la empresa apenas tiene bienes para liquidar y finaliza su actividad.
– Quiebra Especial: destinada a agricultores y ganaderos.
– Quiebra de Ajuste de Deuda: es utilizada por empresas de alto volumen de deuda para reorganizarse y volver a funcionar, pero en condiciones diferentes a cómo lo hacía anteriormente.
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es