«Los dividendos ya no son lo que era, porque nada es seguro, nada es fiable. Recuerden, por ejemplo, que la denominada renta fija ni es renta ni es fija. A partir de ahí, imposible poner puertas al campo. Otro tema importante: cuando mayor es la rentabilidad por dividendo mayores son las posibilidades de que esos mismos dividendos se recorten. Lo estamos viendo y sufriendo en compañías líderes de la Bolsa española, una de las más rentables por dividendo del mundo: rentabilidades por dividendo muy altas no logran atraer la atención de los grandes gestores y fondos de inversión. En los últimos informes de estrategia y de situación de importantes firmas de inversión se ha puesto de moda, entre otros asunto, el que las compañías que ofrecen una rentabilidad por dividendo de hasta el 5% acaban pagando más, mientras que las que tienen expectativas superiores a menudo pagan menos. Como veremos en el enlace adjunto hay razones suficientes para mantener esta tesis, aunque no la comparto en el caso del mercado español ¿Por qué? Porque la Bolsa española está más expuesta a la volatilidad y a las grandes sacudidas de los mercados que otras plazas debido a la especial composición de sus índices de referencia. Ello hace, como ya se ha visto en ocasiones anteriores, que compañías de máxima solvencia alcancen, en situaciones de pánico, niveles de rentabilidad muy altos, que siempre se corrigen a medida que se recomponen los precios de las acciones. Una teoría, la del análisis de los dividendos, muy interesante, en cualquier caso», dice el CEO de una sociedad de Bolsa, que añade:
«En un entorno de bajos tipos de interés e volatilidad en los mercados financieros, los inversores buscan en renta variable estrategias que les permitan generar rentabilidades positivas con un nivel de riesgo moderado. Pero deben dormir como las liebres: con un ojo abierto y otros cerrado…»
El crecimiento mundial de los dividendos durante el segundo trimestre de 2016 fue inferior al del primero, debido en parte al menor dinamismo en territorio estadounidense. Sin embargo, los inversores a la caza de dividendos pueden tener motivos para sentirse aliviados, tal y como expone Henderson en el informe trimestral en el que detalla la evolución del Henderson Global Dividend Index. Este indicador, que toma el pulso al reparto de retribuciones a accionistas de empresas de todo el mundo, recuperó los 161 puntos, un nivel inédito desde finales de 2014.
Durante el segundo trimestre de 2016, los dividendos mundiales aumentaron un 2,3% en términos generales, hasta los 421.600 millones de dólares. Su crecimiento subyacente (que tiene en cuenta las diferencias temporales, el tipo de cambio, la volatilidad de los dividendos extraordinarios y las variaciones en el número de cotizadas que forman parte de las 1.200 primeras) fue del 1,2%.
La diferencia entre la tasa de crecimiento general y la subyacente durante el segundo trimestre se explica en primer lugar porque varias compañías decidieron trasladar sus pagos a este periodo, lo que incrementó en un 1% el total mundial. El efecto se notó especialmente en Hong Kong, donde las empresas suelen modificar las fechas de su distribución, aunque también es algo muy común en los mercados emergentes. Ha resultado más significativo el hecho de que el segundo trimestre suele ser la temporada en la que un buen número de compañías europeas decide retribuir a sus accionistas. Según Henderson, un 66% de los dividendos europeos se distribuyen en este periodo.
En cambio, la cuantía de los dividendos extraordinarios fue inferior a la registrada en el mismo periodo del año anterior. Esta variación restó un 0,8% al total mundial. La repercusión neta de las variaciones en el índice también fue baja, de tan sólo un 0,4%.
Más interesante ha sido el impacto del tipo de cambio sobre los dividendos. Es especialmente relevante en el caso de Reino Unido, dado el histórico desplome de la libra como consecuencia del Brexit. Desde Henderson explican que “los elevados dividendos extraordinarios impulsaron el crecimiento de los dividendos generales británicos (7,7%) y compensaron con creces el desplome de la libra esterlina”. Sin embargo, en términos subyacentes, aclaran que “los dividendos británicos cayeron un 3,3% interanual a causa del menor crecimiento de las ganancias empresariales”. Desde la gestora puntualizan que “los efectos derivados de la debilidad de la libra, el dólar canadiense, las divisas emergentes y el won coreano se compensaron con la fuerte revalorización del yen japonés y la modesta subida del euro”.
Repaso por regiones y países
El informe elaborado por Henderson detalla que las regiones de Norteamérica, Europa y Asia-Pacífico (excluyendo a Japón) se situaron a la cabeza del crecimiento de los dividendos, con unas tasas de crecimiento subyacente estables. En EE. UU., el crecimiento subyacente de los dividendos fue del 4,6%, un ritmo inferior al de los últimos trimestres. El crecimiento general fue del 3,1%. “Esta evolución responde a un crecimiento menos vigoroso de las ganancias empresariales, debido en parte a la fortaleza del dólar”, detallan desde la gestora. Alex Crooke, director del equipo de Global Equity Income de Henderson, afirma que “la desaceleración del crecimiento de los dividendos en EE.UU. no resulta preocupante. Comenzó a finales del año pasado, pero debería considerarse una normalización hasta niveles de crecimiento de los dividendos más sostenibles tras varios trimestres de alzas de dos cifras”.
Dentro de la región norteamericana, comentan asimismo desde la firma que “el crecimiento subyacente de los dividendos canadienses fue tan sólo del 0,6% debido a los recortes aplicados por las empresas mineras y energéticas”.
En Europa, los dividendos europeos alcanzaron los 140.200 millones de dólares. Es apenas un 1,1% más que en el segundo trimestre de 2015. Sin embargo, si los inversores descuentan el descenso de los dividendos extraordinarios entonces comprobarán que el crecimiento subyacente se eleva a un respetable 4,1%. “El alentador crecimiento de los repartos registrado por Europa está ayudando a equilibrar el panorama mundial de los dividendos. Los focos de debilidad que hemos detectado se deben a empresas concretas o a tendencias sectoriales específicas, como el efecto del abaratamiento de las materias primas, y no tanto a dificultades económicas de índole más general”, aclara Crooke.
Holanda se situó a la cabeza de los retribuidores en Europa y en el segundo puesto por tasa de crecimiento subyacente a escala mundial (+28,3 %) gracias al notable incremento del dividendo de ING. Dentro del ranking mundial, el tercer país clasificado ha sido Francia, con un aumento subyacente de sus dividendos del 11,2%. En su caso, prácticamente todos los sectores contribuyeron al crecimiento.
Amén de la situación extraordinaria en Reino Unido, la otra nota discordante en el continente la puso Alemania, pues el crecimiento de los dividendos se resintió por los abultados recortes aplicados por Volkswagen y Deutsche Bank. Austria, España y Bélgica se situaron en las últimas posiciones en el continente.
“El voto de Reino Unido a favor del Brexit provocó una depreciación de la libra. Esto reducirá el porcentaje que representa este país en el total de dividendos mundiales, pero el efecto será menos grave de lo que podría sugerir la caída de la moneda, ya que las principales empresas británicas tienen un carácter marcadamente internacional y muchas de ellas realizan sus repartos en dólares”, explica el director del equipo de Global Equity Income sobre el Brexit.
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa