No valen descuidos ni oídos sordos, que es lo que vienen haciendo numerosas empresas en los últimos años al calor de tipos cero y negativos. Hay que seguir desapalancando, adelgazando, volver a los orígenes. Es el mensaje reiterado de los Reguladores y bancos centrales desde que estalló la Crisis. La refinanciación, de la que tanto se habla de manera recurrente, mejora las condiciones de la deuda, pero no quita grasa, porque la deja intacta, la traslada a otra parte del cuerpo. Los Estados, Las Corporaciones, Las Empresas, Las Familias y los Individuos no se han desapalancado y los que lo han hecho aún necesitan más. La refinanciación, digo, es como si a un enfermo en fase terminal le cambian la almohada o el colchón de la cama, o, si se prefiere, le ponen una dosis más alta de calmante. Ello provoca una mejoría momentánea, un alivio, pero no cura, ni contribuye a hacerlo, su enfermedad.
El mejor exponente de esta situación se encuentra en el sector inmobiliario y todos los efectos colaterales (constructoras, bancos, cajas de ahorro..), el gran lastre actual y futuro de la economía y de la Bolsa española. Es conveniente, por tanto, echar una nueva ojeada a los números y dejar de tener espejismo. Según datos del banco de España, el endeudamiento de las empresas españolas alcanza los 914.953 millones. La mayor parte de esta cantidad corresponde a préstamos bancarios (830.600 millones) ya sea con entidades nacionales o extrajeras. En bonos, las firmas del Ibex o empresas subsidiarias deberán hacer frente el próximo año a vencimientos de 86.000 millones, según datos de Bloomberg. Es decir, a menos que las empresas obtengan liquidez mediante la venta de sus activos, los procesos de refinanciación serán una constante en los próximos meses.», dice el analista jefe de una sociedad de valores y Bolsa.
«Nadie quiere, nadie queremos asumir que caminamos hacia un mundo aferrado al proteccionismo, incluida la Bolsa. Y en esta cerrazón, la Bolsa se empeña en seguir engordando con productos artificiales y dañinos: más horario para los mercados de futuros, vuelta a las posiciones cortas y, en definitiva, seguir con la multiplicación de los panes y los peces…»
«Sí, hay que adelgazar, reducir el tamaño y el número de bancos y de cajas de ahorro, desapalancar empresas, pagar los créditos contraídos a plazos de 30 y 40 años…Sí, hay que volver a los orígenes, para que la Economía Global no sufra un colapso propiciado por los excesos de los bancos y entidades financieras…Sí, esto va a ser así de verdad, como propugnan los políticos a ambos lados del Atlántico, en contra claro está, de los propios bancos y sujetos financieros…Sí, se acabó el milagro de los papelitos por los papelitos, como el milagro de la multiplicación de los panes y los peces…Sí, hay que acabar con la especulación desaforada, sin tino ni tiento, durante las 24 horas del día a través de los futuros y otras armas de destrucción masiva, a las Bolsas les sobran mucho tiempo de actividad…»
«Y en esas estamos, cuando llega la victoria de Donald Trump y entra como un elefante en una cacharrería, provocando un efecto demoledor sobre el mercado de deuda soberana. Los precios de los bonos siguen sumidos en una fuerte tendencia a la baja y las pérdidas superan ya los 1,5 billones de dólares. «Los inversores se están tomando un respiro, tratando de entender lo que va a pasar en el medio plazo», según Reuters. Pero no sólo la deuda soberana se ha visto afectada por este terremoto de la renta fija. El miedo a un repunte de la inflación, en Estados Unidos, y a la retirada de los estímulos monetarios, en Europa, ha contagiado a los bonos corporativos, cuyas rentabilidades en el mercado secundario han experimentado fuertes repuntes, con el correspondiente descenso de sus precios…»
«Por ahora, no se ha colocado en España ninguna emisión de deuda con la entidad suficiente como para ejercer de termómetro de los que serán los costes de financiación de las compañías tras la victoria de Trump. Los repuntes de las rentabilidades de los últimos días han provocado la cancelación de dos emisiones de Iberdrola (una de bonos verdes y otra en dólares por importes que oscilan entre los 1.500 y 2.000 millones) ante los precios exigidos por importes.Además, otras dos compañías, Gas Natural y Repsol, habrían decidido posponer sus planes de amortización a 2017…»
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa