Dice el chiste ¿Cuál es la diferencia entre una tragedia y una catástrofe? Una tragedia es un barco hundiéndose lleno de banqueros. Una catástrofe es que sepan nadar. Deutsche Bank no es ninguna catástrofe. Sin embargo, podría convertirse en una tragedia y hundirse, arrastrando con él a todo el sistema financiero.
La herida potencialmente fatal por debajo de la línea de flotación es que el Deutsche Bank tiene ¡47 billones de dólares en derivados!
Jim Rickards señala sobre el papel de Deutsche Bank en el mundo: «Es difícil exagerar la importancia de Deutsche Bank no sólo en la economía mundial, sino también en términos de su vasta red de derivados fuera de balance, garantías, financiación de comercio y otras obligaciones financieras en los cinco continentes».
«Los derivados relacionados con la vivienda hundieron a Lehman Brothers en 2008», dice Brian Maher en The Daily Reckoning. «En nuestros días, toda una gama de derivados podrían hundir al Deutsche Bank. De acuerdo con un reciente artículo del Wall Street Journal, «David Hendler, de la firma de asesoría Viola Risk Advisors, dijo que el Deutsche Bank está desarrollando un perfil similar a Lehman».
Y el analista de mercado Chris Vermeulen advierte que «la caída del Deutsche Bank tendría consecuencias catastróficas para el sistema bancario durante el año 2016».
Lehman se hundió, pero gracias al «demasiado grande para quebrar» los bancos consiguieron mantenerse a flote. Ahora son más grandes que nunca. Y Jim Rickards dice, «nos estamos preparando para una catástrofe aún peor que la que sufrimos en 2008.»
La semana pasada conocimos que el Deutsche Bank está recortando otros 1.000 puestos de trabajo, a parte de los 3.000 que recortó en junio. Tal vez otra pequeña pista.
Si finalmente sucede un «momento Lehman con esteroides» (término que utiliza Jim Rickards) ¿qué nos enseña la historia reciente?
Simple, pero claramente esto: Compre oro.
Este es el gráfico del oro tras el hundimiento de Lehman:
El oro cayó brevemente ya que los inversores vendieron toda clase de activos para obtener liquidez. Pero luego se elevó ya que los inversores buscaron seguridad en el mar de incertidumbre.
En palabras de Market Oracle:
«Es importante tener en cuenta cómo la quiebra de Lehman y la posterior crisis sistémica, financiera y económica, mostraron la importancia del oro como activo de refugio seguro y como funciona como un seguro financiero en una cartera. Esta es una lección importante de la debacle de Lehman. Es una lección aprendida que va a proteger a los inversores de las próximas crisis financieras, económicas y probablemente de divisas».
Incluso una asignación bastante limitada en oro podría servir como un «seguro frente a la crisis». Jim recomienda tener hasta un 10% de los activos invertibles.
Una diferencia entre 2008 y la actualidad juega a favor del oro. Gillian Tett del Financial Times dijo lo siguiente en 2013:
El sistema depende más que nunca de la fe de los inversores en los bancos centrales. Un tema que provocó la última burbuja de crédito fue la excesiva confianza de los inversores en la capacidad de los bancos centrales, tanto para mantener la inflación baja como para entender cómo funcionaba la innovación financiera. La lógica podría sugerir que esta fe ciega se debería haber marchitado después de que Lehman cayera. Pero no. En los últimos años los precios de los activos se sostienen porque los inversores creen que los banqueros centrales saben lo que están haciendo con la flexibilización cuantitativa; a pesar de que nadie lo ha intentado en esta escala antes, o no sepan cómo salir.
Pero ahora, en 2016, la creencia de los inversores en los bancos centrales no es ni la mitad de lo que era – los inversores están empezando a pensar que están hacinados a bordo del Titanic y directos al iceberg a 20 nudos de velocidad. Y ven el oro como un bote salvavidas. El problema es que los botes salvavidas se acaban rápido, y no habrá suficiente para todos cuando los necesiten.
Ahora es el momento de comprar oro, antes de la colisión.
Deutsche Bank puede o no ser el iceberg que hunda el barco. Pero hay muchos otros en nuestro océano.»
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa