La gasolina se está acabando en algunos rincones de la Bolsa. Una de ellas es la compra de acciones propias por parte de las entidades. La compra de acciones propias por parte de las compañías, haciendo uso del alto nivel de liquidez que presentan en sus cajas, ha sido el principal factor impulsor de las bolsas en los últimos años. Así lo acreditan un gran número de datos e indicadores de flujos. Sin embargo, y como vemos en el gráfico adjunto, en los últimos meses se ha producido una fuerte caída de las recompras de acciones situándose claramente por debajo del promedio de los últimos años. De mantenerse esta tendencia, las bolsas tendrían difícil hacer nuevos máximos en el futuro cercano y se abriría el camino a una fase correctiva de cierta entidad.
Desde hace tiempo, las compañías han cambiado de forma notable la manera en la que distribuyen efectivo a sus accionistas. Y es que cada vez son menos las empresas que optan por pagar altos dividendos y, en cambio, aumentan los ánimos hacia la recompra de acciones propias. ¿Cómo influye la recompra de acciones en el pago de dividendos? Cuando una compañía aumenta autocartera, el tamaño de su «tarta» (su valor) sigue teniendo el mismo, no obstante, la cantidad de porciones (acciones) disminuye, lo que significa que ahora cada título debería tener un precio más alto. Existe claramente una relación positiva entre la cotización de una acción y sus beneficios o su valor patrimonial, por ejemplo. Si la compañía aumenta su autocartera, sus ganancias totales son las mismas, sin embargo la cantidad que se negocia en el mercado disminuye. Al aumentar los beneficios correspondientes a cada acción (EPS), su precio también debería incrementarse. De hecho, establecer un comprador recurrente y estable contribuye a la subida de la cotización de forma directa.
Andres Cardenal, Sala de Inversión América ha señalado que así, en vez de recibir un dividendo en efectivo, se obtienen aumentos de su valor, o lo que es lo mismo, beneficios de capital. Por regla general, estas acciones resultan más atractivas si se comparan con el reparto de efectivo desde el punto de vista impositivo, por lo que muchas compañías se decantan por la recompra de acciones en lugar de la retribución en dividendos.
En la misma dirección, aumenta además el retorno de la inversión para el accionista. Ello se produce, especialmente, en los casos en los que la empresa considera que la acción está bastante devaluada en el mercado. De alguna forma, esta medida sería como decirle a los inversores: “a estos precios, la mejor opción que podemos hacer es comprar nuestras propias acciones”.
Generalmente, este tipo de medidas son bien recibidas por el mercado ya que intuye que o bien los prospectos de la compañía mejorarán en los próximos años o bien que los directivos están convencidos de que la compañía vale más de lo que indica su cotización en un momento dado.
Conviene tener presente, también, que no son iguales todas las recompras pues hay que prestar mucha atención tanto a los motivos como a las consecuencias que puedan producir estas prácticas. A modo de ejemplo, si cuando una empresa se endeuda para comprar sus propios títulos, lo más probable es que la posición financiera se deteriore, aumentando así el riesgo de la inversión.
Ello tiene por qué significar ser una mala decisión dado que, en bastantes casos, puede mejorar estructura financiera de la compañía así como el retorno de los accionistas. En cambio, esta práctica debe llevarse a cabo con especial cuidado para no elevar de forma pronunciada el nivel de pasivos.
Este tipo de recompras llegan, antes o después, a su fin. Sin embargo, si tal recompra se realiza con recursos propios generados por la operatoria del propio negocio, lo más probable será que puedan sostenerse o, incluso, elevarse de forma indefinida en el tiempo.
Existen otros casos en los que las firmas pueden realizar la recompra de acciones con el fin de paliar los efectos de los títulos concedidos a sus propios empleados. Esto reduce de manera directa el retorno de la inversión ya que, por lo general, se dan las acciones a los empleados a precios inferiores a los de mercado por lo que la empresa en sí acaba emitiendo los títulos baratos y adquiriéndolos más caros.
En cambio, como ocurre en la mayoría de los casos, las recompras son ganancias, al menos en términos generales, para los inversores. Y en este escenario, los inversores tienen que estar atentos, pues a finales del año 2006, la empresa Powershares lanzó el ETF PowerShares Buyback Achievers Portfolio que invierte en compañías de Estados Unidos que hayan hecho esto con al menos 5% de sus acciones en el último año. Algunas de las empresas que integran la cartera de este ETF son Exxon Mobile, Autozone, Direct TV y Phillip Morris, entre otras.
Mar Revuelta
La Carta de la Bolsa