La popularidad de la Reserva Federal de los Estados Unidos no atraviesa por uno de sus mejores momentos. Recientemente se publicó una encuesta que se realizó el pasado mes de abril en la que el 38% de los estadounidenses tenían bastante confianza en Yellen, mientras que el 35% tenían poca o ninguna. Lejos queda Alan Greenspan que contaba con más del 70% de apoyo.
El papel que tiene ante sí la Fed no es ni mucho menos sencillo. Si tarda demasiado en subir los tipos corre el riesgo de formación de burbujas. Pero si se precipita daría al traste con la actual recuperación económica. Por tanto, hay que hilar muy fino.
Es cierto que las últimas declaraciones de Janet Yellen y otros miembros de la Fed han provocado que los futuros de los fondos federales se animen y las probabilidades de que sea septiembre la fecha elegida para subir los tipos se incrementan, pero diciembre sigue teniendo más opciones.
Hasta aquí pocas novedades. Pero la opción de las tasas negativas sigue sobre la mesa, es una realidad aunque no guste. Y es que la entidad sigue muy de cerca la evolución de Japón y varios países europeos, evolución no muy satisfactoria precisamente.
En efecto, en Japón el efecto colateral no deseado fue la fortaleza del yen, cuando precisamente se buscaba justo lo contrario. En Alemania, Suiza, Suecia y Dinamarca en vez de lograrse incrementar el consumo fue al revés, aumentó el ahorro, de manera que la idea de incentivar el gasto no cuajó
El razonamiento que aplican es que con la evolución de la economía del país y el mercado laboral al alza, no necesitarían recurrir a este tipo de medidas. No les falta razón.
Pero lo que sí es preocupante y convendría no tomarlo a la ligera es que en el supuesto hipotético de que USA entrase otra vez en recesión, la Fed se encontraría sin apenas armamento pesado para combatirla, y es ahí cuando se vería irremediablemente abocada a recurrir a medidas no convencionales con los efectos inciertos que podrían ocasionarse al respecto.
¿Y cómo está afectando todo esto al dólar frente al euro?
Las palabras de Yellen la pasada semana abriendo un poquito más la puerta a subir los tipos en septiembre y tuvieron repercusión en el mercado de divisas, de hecho la siguen teniendo. Los futuros de fondos federales indican una probabilidad en torno al 35% de que la Fed suba las tasas de interés en 25 puntos básicos el próximo mes.
En un primer momento, la declaración de Yellen no hizo reaccionar a los inversores como se esperaba, era como si no se creyesen ya nada. Pero finalmente se impuso un poco el sentido común y el billete verde pasó a fortalecerse frente a la divisa comunitaria, traduciéndose en caídas en eur/usd.
Pese a todo, tampoco debiera de haber grandes movimientos al respecto.
Técnicamente hablando, sigue por arriba vigente la fuerte resistencia de 1,1576 formada en agosto del 2015 y que fue puesta a prueba en mayo del presente ejercicio con éxito, puesto que el precio no pudo seguir subiendo tras alcanzarla.
Por abajo, primer soporte a vigilar en 1,0970, de manera que mientras el precio se encuentre por encima de esta referencia la tendencia en el corto plazo seguirá siendo alcista.
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es